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Papa en el Ángelus: para seguir a Jesus hay que renunciar al egoísmo y tomar la cruz

Ciudad del Vaticano (Lunes, 17-09-2018, Gaudium Press) El evangelio del día fue la base para la meditación del Papa ayer, en el Ángelus dominical rezado desde el balcón del Palacio Apostólico por el Pontífice.

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El evangelio de ayer narra la pregunta que el Señor dirige a sus discípulos y su respuesta, particularmente la de Pedro: ««¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?» Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»». Tras la respuesta del primer Papa, inspirada por Dios, Jesús les anuncio los muchos padecimientos que tendría que sufrir, lo que suscita la actitud errada también del apóstol Pedro y la dura contestación de Jesús: «Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!» Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará»» (Mc 8, 27-35).

«Jesús nos dice que, para seguirlo, para ser sus discípulos, es necesario renunciar a nosotros mismos, o sea, renunciar a las pretensiones del orgullo propio, egoísta, y tomar la propia cruz», comenta el Papa.

Antes de preguntar directamente a los apóstoles quien es Él, el Señor indaga primero lo que dice la gente, sabedor que era de cómo la opinión de los demás influía en sus seguidores.

Entretanto, lo que Dios quiere de sus discípulos de otrora y de hoy es el establecimiento de una relación personal con Él y que hagan de Dios el centro de sus vidas. Y por eso les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?». El Papa aprovecha el texto evangélico e indaga por la relación de sus escuchas con Cristo, como si Cristo les preguntase: «¿Quién soy yo para ti?». A esa pregunta -dijo el Papa- todos debemos responder, con el auxilio de la luz del Padre celestial.

Pero incluso respondiendo como Pedro, es decir, reconociendo que Jesús es el mesías y por tanto debe ser el centro de nuestras vidas, también nos puede pasar que el camino junto a Jesús no coincida con lo que esperamos. «En esos momentos, también nosotros merecemos el sano regaño de Jesús: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»».

Para no pensar como Pedro, debemos entender que somos hechos a imagen de Dios, que es amor, y que esto nos lleva sobre todo a amar a Dios, por encima de cualquier vicisitud, incluso en medio de los sufrimientos, como los santos: «Lo demuestran los testimonios de los santos».

El Papa concluyó su alocución pidiendo la ayuda de la Virgen en nuestro camionar, gastando generosamente nuestra vida por Él y los hermanos.

Con información de Vatican News

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