viernes, 29 de marzo de 2024
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La ufanía cristiana

Redacción (Viernes, 23-11-2018, Gaudium Press) Después de haber escogido los doce discípulos, Nuestro Señor los envió a diversas localidades de Galilea a fin de hacer apostolado. «El Maestro se separa de ellos por un tiempo bastante corto: después de esos primeros trabajos de misioneros, que deben servirles de prueba, Él los reencontrará para completar su educación apostólica.»

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Los peores enemigos son los que visan perder las almas

Les dijo Jesús:

«Yo os envío como ovejas para el medio de lobos. Sed, por tanto, prudentes como las serpientes y simples como las palomas. […] Por mi causa, seréis llevados delante de gobernadores y reyes, de modo que daréis testimonio delante de ellos y delante de los paganos.

«Cuando os entregaren, no os preocupéis en cómo o qué hablar. En aquel momento os será dado qué hablar, pues no seréis vosotros que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre hablará en vosotros.

«El hermano entregará a la muerte al propio hermano, el padre entregará al hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán. Seréis odiados por todos, por causa de mi Nombre. Pero quien persevere hasta el fin, ese será salvado. […]

«El discípulo no está por encima del maestro, ni el siervo por encima de su señor. Para el discípulo, basta ser como su maestro, y para el siervo, ser como su señor. […]

«No tengáis miedo de ellos. No hay nada de oculto que no venga a ser revelado, y nada de escondido que no venga a ser conocido. ¡Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz del día; lo que escucháis al pie del oído, proclamadlo sobre los tejados! ¡No tengáis miedo de aquellos que matan el cuerpo, pero son incapaces de matar el alma! Al contrario, temed aquel que puede perder el alma y el cuerpo en el Infierno» […]

«Todo aquel, pues, que se declare por Mí delante de los hombres, también Yo me declararé por él delante de mi Padre que está en los Cielos. Aquel, sin embargo, que me reniegue delante de los hombres, también Yo lo renegaré delante de mi Padre que está en los Cielos» (Mt 10, 16.18-22.24.26-28.32-33).

Los Ángeles contemplan nuestra lucha en esta Tierra

Hoy hay muchos que matan los cuerpos, por ejemplo, a través del aborto. Pero incontables son aquellos que buscan perder las almas, incitándolas al pecado. En todas partes, el pecado es propalado. ¡Cuántos pierden la Fe y la castidad, para hablar solamente de esas virtudes, asistiendo programas obscenos!

Delante de este mundo que se llena en la lujuria, debemos tener la postura de alma explicada por Plinio Corrêa de Oliveira, en el bello trecho que transcribimos.

«Si los primeros mártires no huyeron de los lobos, leones y leopardos, creo no haber razón para que huyamos de los impíos que se burlan de nuestra condición de católicos. ¿Por qué el mártir no corría de las fieras? Porque tenía Fe, tenía consciencia de su rectitud, se sabía un justo y que Dios lo asistía desde lo alto del Cielo. Por eso, de pecho erguido, enfrentaba al león listo para saltar sobre él.

«¿Por qué todos los hijos corajudos de la Iglesia no retrocedieron delante de los adversarios de ella? ¡Porque creían en su ortodoxia; tenían Fe!

«Ahora, ¿tenemos o no la misma Fe? ¿Los Ángeles del Cielo contemplan o no nuestra lucha en esta Tierra?

«No debemos, pues, avergonzarnos de ser puros y castos, de profesar la Fe católica, apostólica, romana en su integridad, de ser contra-revolucionarios en la fuerza del término, pues esto significaría tener vergüenza de Nuestro Señor Jesucristo, el modelo por excelencia de pureza y de Fe.

«Y no nos olvidemos, es del propio Verbo Encarnado esta palabra tremenda: ‘Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en su gloria, en la gloria de su Padre y de los santos Ángeles’ (Lc 9, 26).

La Iglesia es atacada por adversarios internos o externos

«Por tanto, estemos seguros y ufanos de nuestro ideal católico. Y hago notar: no se trata de demostrar un orgullo arrogante, sino la ufanía de ser miembro de la Santa Iglesia Católica, de ser asistido por una fuerza sobrenatural impregnada en los Sacramentos y en la devoción a Nuestra Señora, que nos torna capaces de actos que la simple naturaleza humana no permitiría practicar. La ufanía de quien posee esa Fe inamovible en Nuestro Señor Jesucristo, la Fe que mueve las montañas, que no recua delante de ningún obstáculo, que transpone valles y hace los montes saltar como cabritos, en el decir de la Sagrada Escritura.

«Estemos convencidos de que la piedad católica no contribuye, de modo alguno, a hacer languidecer el vigor humano. Antes, el católico auténtico es un ejemplo de virilidad, de alguien que honra sus responsabilidades y aprecia su dignidad personal; anclado en los principios enseñados por la Religión Católica, él se ufana de guardar la castidad y comprende que la pureza es una de sus glorias.

«Así como comprende que el no tener Fe es una ceguera, y aquellos que creen son los que verdaderamente ven.

«Ese es el católico, sin miedos, intrépido, que no se avergüenza de seguir al Divino Maestro, de decirse hijo y devoto de la Santísima Virgen, a la cual dirige su entrañada oración:

«Oh Madre de misericordia, mi vida, dulzura y esperanza. ¡Haced de mí el alma corajuda que debo ser, impregnada de una leonina fuerza católica, apostólica, romana, repleta de ufanía cristiana! Y así, oh Virgen, mi alabanza a Vos será el tributo del hombre que, por encima de todo, cree en las verdades divinas y por ellas lucha; será la alabanza del heroísmo y la epopeya. Amén.»

Además de las persecuciones a los verdaderos católicos, la propia Iglesia es atacada por enemigos velados o declarados, que la humillan y buscan destruirla, lo que nunca conseguirán porque dijo Nuestro Señor: «Las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16, 18).

Recemos entonces:

«La santa indignación por ver la Iglesia militante humillada por sus adversarios internos o externos, dadme, oh Jesús.»

Por Paulo Francisco Martos

(in «Noções de História Sagrada» – 172)
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Bibliografía

FILLION, Louis-Claude. La sainte Bible avec commentaires – Évangile selon S. Matthieu. Paris: Lethielleux. 1895, p. 188.

CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. A ufania de ser católico. In Dr. Plinio, São Paulo. Ano X, n. 115 (outubro 2007), p. 4.
Idem. Valiosa prece para se alcançar desprendimento e amor a Deus. In Dr. Plinio, São Paulo. Ano X, n. 107 (fevereiro 2007), p. 13.

 

 

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