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Cuando el que gobernaba Inglaterra cometió perjurio, y después murió en la batalla

Redacción (Martes, 04-12-2018, Gaudium Press) Lo que es la bendición de la Iglesia a través del Vicario de Cristo; y también la imprecación. Que Guillermo de Normandía o el Conquistador era un gran hombre, no cabe duda. Y que era buen cristiano, tampoco. Amigo del monje Hildebrando, más tarde Gregorio VII y más tarde el gran San Gregorio VII Papa, Guillermo hizo que un día Haroldo prestara un juramento.

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Guillermo el Conquistador

Haroldo aspiraba a la corona de Inglaterra, y pugnaba por ello con su hermano Tostig. Pero como veía imposible conseguir la corona, entró en negociaciones con Guillermo de Normandía. Llegó a Francia, y allí fue muy bien recibido por Guillermo. «Ante muchos barones normandos» presta juramento de «ayudar a Guillermo a obtener el reino de Inglaterra, después de la muerte de Eduardo, y casarse con su hija Adela», 1 la hija de Guillermo. Eduardo era el rey entonces y quería que la corona de Inglaterra pasase a Guillermo el Conquistador. Todo esto ocurría en 1064.

En esas épocas, de fe, sí se creía en el poder de Dios, se le temía, y se reconocía que con Dios las cosas eran serias. Por ello, el juramento de Haroldo fue prestado sobre un libro de los Evangelios. Pero, oh sorpresa: debajo de los Evangelios había un paño. Cuando Haroldo jura, Guillermo hace una señal y sus auxiliares retiran el paño: «Una multitud de reliquias estaban allí. Haroldo tembló al verlas» 2. Haroldo había puesto a Dios como testigo. Y también a todos los santos que estaban representados allí con sus reliquias. Y su temblor manifestaba que reconocía la gravedad de lo que había ocurrido.

Muere el rey Eduardo, y los grandes de Inglaterra temieron un reinado de Guillermo por su firmeza, por lo que eligieron a Haroldo como su rey, quien aceptó cometiendo perjurio, incumpliendo lo que había prometido. Entonces, había puesto a Dios y a los santos como testigos de que iba a hacer algo que no hizo, sino todo lo contrario. Con Dios no se juega.

Guillermo apela al Papa. Y Alejandro II declara que Haroldo era un usurpador. Y hace más: «Envió a Guillermo la bandera de San Pedro, en señal de su derecho». 3 Así se manifestaba el hombre al que Cristo había prometido que lo que atara en la tierra quedaría atado en el cielo.

El resto de la historia diríamos que es una consecuencia: Se arma la expedición normanda, y en la batalla de Hastings mueren más de 15.000 combatientes; fueron derrotados los anglosajones y los normandos llegan a ocupar los puestos de comando en la hasta entonces caótica Inglaterra. El cuerpo de Haroldo quedó casi irreconocible por las heridas que recibió. Inicia una nueva dinastía en el país Albión.

Dios le había dado una última oportunidad de arrepentimiento a Haroldo. Antes de la batalla, «un mensajero de Guillermo, un sacerdote, echó en cara a Haroldo solemnemente su perjurio y le amenazó con la excomunión del Papa». 4 Haroldo quedó turbado ante la imprecación del clérigo. Pero luego escuchó la voz de los nobles y decidió aprontarse para la batalla. Esa noche previa los anglosajones cantaron, mientras que los Normandos arreglaban las armas. Al día siguiente los sajones lloraban y los normandos cantaban.

Por Saúl Castiblanco

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1 Weiss, J.B. Historia Universal. Vol. V. Tipografía La Educación. Barcelona. p. 127

2 Ídem.

3 Ibídem. p. 129.

4 Ibídem. p. 131.

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