viernes, 19 de abril de 2024
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"Por todas partes nos aprietan, pero no nos aplastan; andamos con graves preocupaciones, pero no desesperados", expresó Arzobispo de Santiago en su Mensaje de Pascua, en Chile

Santiago (Lunes, 25-04-2011, GaudiumPress) Cientos de fieles con sus familias celebraron con alegría este domingo 24 de abril en la Catedral de Santiago, la Misa de la Resurrección del Señor.

pascua4.jpgLa Eucaristía fue presidida por monseñor Ricardo Ezzati, quien en su primera Pascua como Arzobispo de Santiago, exhortó a los asistentes a vivir la Pascua del Señor asumiendo «su mismo amor solidario», que es vivir en comunión, de manera que Chile sea una «mesa para todos».

La Iglesia es un don de Dios

En el contexto de la situación de dolor que vive la Iglesia local, el prelado recordó a los presentes que el invaluable tesoro de la fe lo llevamos en «vasijas de barro». «El don de ser la Iglesia de Cristo, procede de Dios y no de nosotros. Somos suyos, ovejas de su rebaño. La fiesta de Pascua, se alza entonces, como el signo de esperanza cierta y como arco iris que anuncia la aurora de tiempos nuevos», señaló monseñor Ezzati.

Y agregó: «Como la primera comunidad de Corinto, también nosotros, en medio del desconcierto de la prueba, experimentamos el consuelo de Dios: por todas partes nos aprietan, pero no nos aplastan; andamos con graves preocupaciones, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no aniquilados; siempre y en todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también en nuestro cuerpo se manifieste la vida de Jesús» (2 Cor 4, 8-10).

¿Qué podemos, entonces, aprender del Maestro?

Continuando con su homilía, el pastor profundizó sobre cómo podemos aprender del Maestro y entre algunos aspectos exhortó a los fieles a «redoblar la confianza y el abandono filial en las manos de Dios, que siempre salva a su pueblo». En este sentido -continuó- la esperanza cristiana «no es una espera pasiva que adormece y paraliza, sino la esperanza que motiva y moviliza toda la vitalidad y toda la responsabilidad que el Espíritu ha derramado en los miembros de su Iglesia».

¿No será éste el momento oportuno para fortalecer la consistencia interior de cada hombre y de cada mujer que ha encontrado en Jesucristo el sentido más bello y auténtico de su vida? ¿No será esta la hora de Dios, para que despertemos a una fe más auténtica y vigorosa, a la vez don del Padre y compromiso libre y maduro del creyente?, preguntó monseñor Ezzati
«La Pascua de Jesús nos invita a asumir su mismo amor solidario»

Destacando las consecuencias sociales que motiva la resurrección en todo fiel, el prelado hizo un llamado a practicar la solidaridad de aquel que «amo a los suyos hasta el extremo», especialmente con los «dos millones y medio de chilenos siguen sufriendo el flagelo de la pobreza urbana y rural; 700 mil jóvenes, ni estudian ni trabajan; en las poblaciones periféricas de nuestras ciudades, la droga no deja de ofrecer ilusorios y efímeros caminos de realización; en las cárceles muchos siguen esperando condiciones de vida más humana, mientras que hermanos y hermanas de las etnias originarias siguen anhelando ser reconocidos, con pleno derecho, en la vida nacional».

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Mons. Ezzati escucha la petición de un niño

También mencionó a las víctimas del terremoto que a un año de la catástrofe, todavía sufren, y deben ser objeto de la solidaridad que emana de la vivencia de la Pascua del Señor.

Expresó además su esperanza en la Iglesia de Santiago, para que «la fiesta de la Pascua se extienda y contagie a todos de esperanza, de paz y de gozo y para que el mundo nuevo que Jesús ha inaugurado con su resurrección».

«La bendición de Pascua haga brotar la sonrisa en todos nuestros labios»

«Paz y esperanza para todas las familias. Esperanza y gozo para los jóvenes y los niños. Gozo y confianza para quienes están probados por el dolor, para quienes se sienten marginados o abandonados y quienes se encuentran en los hospitales o en sus lechos de enfermos, tras los barrotes de las cárceles, o solos en hogares, sin amor», bendijo el pastor y con ello finalizó su mensaje de Pascua.

Gaudium Press / Igor Roco

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