miércoles, 24 de abril de 2024
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Peregrinación de la Virgen de Guadalupe, en Argentina, trata el problema de la violencia y las drogas

Santa Fe (Lunes, 05-05-2014, Gaudium Press) La patrona de la Arquidiócesis argentina de Santa Fe es la Virgen de Guadalupe. Y hasta su basílica fueron los peregrinos este fin de semana en la 115ª edición de la romería arquidiocesana, que tuvo por lema en esta edición «Madre, ayúdanos a construir una sociedad en paz, sin drogas y sin violencia».

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Foto: Arquidiócesis de Santa Fe

El Arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. José María Arancedo, presidió la misa en honor de la Virgen, y a ella pidió el fortalecimiento de la fe, el ánimo para proseguir, además de expresarle su gratitud por los favores concedidos.

«Traemos a Guadalupe este drama de una sociedad enferma y lo hacemos oración confiada a los pies de nuestra Madre, a ella le pedimos que nos acompañe para ser testigos valientes en este mundo de los valores de la vida y la paz, del trabajo y la justicia, de la honestidad y la ejemplaridad, que son la fuente segura de una sociedad más humana, justa y solidaria», dijo el prelado.

«Queridos hermanos, cuando volvamos a nuestras casas y a nuestras comunidades llevemos como fruto de esta peregrinación a Guadalupe este mensaje, que hoy les recuerdo, el de ser ‘piedras vivas’ en la Iglesia. Este será el mejor regalo y homenaje que le podemos hacer a nuestra Madre, es lo que ella espera de sus hijos», concluyó, en cita al papa Francisco.

La tradicional procesión con la imagen de la Virgen se realizó en alrededores de la plaza Padre Edgardo Trucco. Los fieles respondían al paso de la imagen agitando sus pañuelos.

Sobre el lema de la peregrinación de este año, Mons. Arancedo habló también en su alocución semanal.

«Este año -señaló monseñor Arancedo- Guadalupe nos convoca bajo el lema: Madre, ayúdanos a construir una sociedad en paz, sin drogas y sin violencia. La fe no nos aleja de la realidad y el dolor de este mundo que nos toca vivir, ni tampoco nos exime de ser protagonistas en él. La fe no nos cierra en un diálogo intimista con Dios, sino que nos abre a una dimensión social», porque «una fe que no nos comprometa con la vida del hombre y la sociedad, no pertenece a la fe que nace del Evangelio de Jesucristo. Por ello el lema que nos convoca, al tiempo que nos habla de una realidad que conocemos y que va destruyendo la vida de muchos hermanos nuestros, nos compromete a sentirnos parte activa en la construcción de una sociedad más justa, solidaria y en paz».

Mons. Arancedo continuó: «No podemos acostumbrarnos a convivir con el delito de la droga y la violencia, y menos ser indiferentes. Traemos este drama a Guadalupe y lo hacemos una oración confiada a los pies de nuestra Madre, para que nos acompañe y nos ayude a crear las condiciones de una vida más digna en la sociedad. El bien tiene más fuerzas que el mal, pero el bien necesita de testigos. Que nuestra presencia y oración confiada a nuestra Madre, nos comprometa a asumir actitudes que nos permitan recrear las condiciones de una sociedad donde los valores de la vida y la paz, del trabajo y la justicia, de la honestidad y la ejemplaridad, sean la fuente de una sociedad más humana, justa y solidaria. Esto, también pertenece la fe de un Cristiano».

Con información de Aica

 

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