viernes, 29 de marzo de 2024
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Mausoleo de "Mamá Antula" es declarado Sepulcro Histórico Nacional en Argentina

Buenos Aires (Lunes, 20-10-2014, Gaudium Press) Como «un modelo de solidaridad social y de santidad por numerosas generaciones de argentinos» fue destacada la Venerable María Antonia de Paz y Figueroa, conocida por los fieles argentinos bajo el familiar nombre de «Mamá Antula», por parte de las autoridades civiles argentinas en el decreto que declara el lugar donde reposan sus restos como «Sepulcro histórico nacional». La normativa, firmada por la presidente de Argentina, Cristina Fernández, es una constancia más de la notable fama de santidad de esta mujer que dedicó su vida especialmente al apostolado de los Ejercicios Espirituales, con los cuales obtuvo que muchos argentinos profundizaran su testimonio cristiano y su compromiso en favor del Evangelio.

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Ilustración en honor a la  Venerable María Antonia de Paz y Figueroa. Foto: Aldo Marcos de Castro Paz.

El cuerpo de la Venerable es conservado en el templo de Nuestra Señora de la Piedad, en la ciudad de Buenos Aires. En el caso de la Venerable, su cuerpo tiene un especial significado por el extraordinario esfuerzo físico que realizó en su apostolado. «Mamá Antula» recorrió a pie numerosos lugares de la geografía argentina, en un testimonio destacado por el mismo decreto que reconoce la importancia histórica de su testimonio de vida. «A efectos de extender esta práctica espiritual (la de los Ejercicios Espirituales), visitó numerosos pueblos y ciudades en las provincias de Catamarca, La Rioja, Salta, Jujuy, Tucumán, Córdoba y San Luis», recuerda el decreto. «A fines del año 1779 llegó a la ciudad de Buenos Aires, tras un viaje realizado a pie y descalza afrontando fatigas y peligros, y solicitó permiso al obispo y al virrey para instalar una casa donde se practicaran los Ejercicios Espirituales».

Para la época en que Mamá Antula asumió la promoción de dichos retiros, la Compañía de Jesús había sido expulsada del país, por cuanto ella asumió personalmente la tarea de que esta práctica no decayera por el gran beneficio espiritual que producía para los fieles. En sus viajes, y obteniendo siempre la aprobación del Obispo local, se ocupaba de obtener el lugar, suplir las necesidades materiales de los asistentes y convocar a los fieles, de forma que los sacerdotes simplemente se ocuparan de la atención espiritual de los ejercitantes. A su llegada a Buenos Aires, después de un trayecto de 1400 kilómetros tuvo que esperar el beneplácito del Arzobispo, quien había recibido informes errados en su contra, pero éste finalmente no sólo autorizó su apostolado, sino que admiró el testimonio de santidad y se convirtió en uno de sus principales promotores.

El número de asistentes a los Ejercicios Espirituales en Buenos Aires en sólo cuatro años llegó a 15 mil personas, quienes hacían 10 días de retiro espiritual de forma gratuita. Mamá Antula probó tener gran habilidad en el discernimiento de la disposición espiritual de las personas, al punto que el Arzobispo ordenó que los seminaristas realizaran también los Ejercicios, de forma que pudiera consultar a la Venerable sobre la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y reportó a Roma el éxito de su apostolado. También fueron de amplia difusión las cartas espirituales que escribía a los sacerdotes jesuitas en Europa, con quienes conservó su amistad después de su expulsión del país. Los presbíteros, constatando el gran bien espiritual que les producían las comunicaciones de Mamá Antula copiaban sus textos y los enviaban a otros sacerdotes y allegados.

Las virtudes heroicas de la Venerable María Antonia de Paz y Figueroa fueron reconocidas oficialmente por Benedicto XVI en 2010 y se espera que la causa de beatificación avance satisfactoriamente.

Con información de Aleteia.

 

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