viernes, 19 de abril de 2024
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En su homilía en la Casa Santa Marta, el Papa habla de la humildad como requisito para la salvación

Ciudad del Vaticano (Martes, 16-12-2014, Gaudium Press) En su homilía de hoy en la Casa Santa Marta, el Pontífice se basó en las lecturas del día para explicar como Dios salva un corazón arrepentido, y no a aquel que en lugar de confiar en Dios confía en sus propias fuerzas.

El profeta Sofonías describe la situación de una ciudad rebelde, en la que entretanto hay un grupo que se arrepiente de sus pecados. Ellos se constituyen, en la expresión del Papa, en el «Pueblo de Dios». Los otros, «no han aceptado la corrección, no han confiado en el Señor», y les espera la condena:

1.jpg«Estos no pueden recibir la salvación. Ellos están cerrados a la salvación. ‘Dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre; confiará en el nombre del Señor’ para toda la vida. Y esto hasta hoy, ¿no? Cuando vemos al santo pueblo de Dios que es humilde, que tiene sus riquezas en la fe en el Señor, en la confianza en el Señor – el pueblo humilde, pobre, que confía en el Señor: y estos son los salvados y éste es el camino de la Iglesia ¿no? Debe ir por este camino, no por otro camino que no escucha la voz, que no acepta la corrección y no confía en el Señor».

Acerca del pasaje del Evangelio en el que Jesús increpa a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, y les anuncia que publicanos y mujeres públicas les llevan la delantera en el camino al Reino de Dios, pues escucharon al Bautista, el Pontífice expresó que tal juicio del Redentor «nos da esperanza», con tal que se tenga el coraje de abrir el corazón a Dios sin reservas, también dándole la «lista» de los propios pecados. El Papa recordó a aquel santo que pensaba que había dado todo a Dios:

«Escuchaba al Señor, hacía todo según su voluntad, daba al Señor y el Señor: ‘Pero tú todavía no me has dado una cosa’. Y el pobre era tan bueno y dice: ‘Pero Señor, ¿qué cosa no te he dado?’ Te he dado mi vida, trabajo para los pobres, trabajo para la catequesis, trabajo aquí, trabajo allá…’ ‘Pero tú no me has dado algo todavía’. ¿Qué, Señor?’ ‘Tus pecados’. Cuando nosotros seamos capaces de decir al Señor: ‘Señor, estos son mis pecados – no son de aquel, de aquel…son los míos. Tómalos Tú y así yo estaré salvado – cuando nosotros seremos capaces de hacer esto, nosotros seremos aquel hermoso pueblo, ‘pueblo humilde y pobre’, que confía en el nombre del Señor. El Señor nos conceda esta gracia», dijo el Papa.

Con información y foto de Radio Vaticano

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