viernes, 29 de marzo de 2024
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Arzobispo de Sevilla presidirá peregrinación a Turquía para seguir la Ruta de San Pablo

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San Pablo es el primer converso tras vivir la experiencia del Resucitado. / Foto: Gaudium Press.

Sevilla (Miércoles, 13-05-2015, Gaudium Press) Así como en España existe el Camino de Santiago, en Turquía se encuentra la Ruta de San Pablo, recorrido de unos 500 kilómetros que sigue los pasos del Apóstol en su primer viaje misionero tras su conversión. Animados por conocer más al «Apóstol de las gentes», la Archidiócesis de Sevilla prepara una peregrinación a Turquía, que presidirá el propio Arzobispo de la ciudad, Mons. Juan José Asenjo.

Organizado por la Delegación diocesana de Peregrinaciones, la ruta se realizará desde el 3 hasta el 11 de julio siguiendo los lugares más emblemáticos que recorrió el Apóstol. El camino comenzará en Adana, para visitar luego diversas ciudades, entre ellas Antakya -Antioquía- ciudad bíblica, y Tarso, donde nació el Apóstol. La peregrinación culminará el 9 de julio en Estambul, donde los peregrinos permanecerán por dos días.

Pablo, el primer converso tras vivir la experiencia del Resucitado

Entre los apóstoles, Pablo tiene gran relevancia para el Cristianismo, siendo el primer converso tras vivir la experiencia del Resucitado. Originario de Tarso, era judío, ciudadano romano, y seguía estrictamente la ley que recibió por enseñanza del rabino Gamaliel el Viejo, también era un fuerte perseguidor de los cristianos, pero se convirtió tras conocer a Jesús no en su vida terrena, como ocurrió con los Doce apóstoles, sino tras la Resurrección. Así se narra su conversión en Hechos de los Apóstoles:

«Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombre y mujeres. Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’. El preguntó: ‘¿Quién eres tú Señor?’. ‘Yo soy Jesús, a quien tu persigues’, le respondió la voz. ‘Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer’ (…) Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber (…) Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: ‘Saulo, hermano mío, el Señor Jesús, el mismo que se te apareció en el camino, me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo’. En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Después comió algo y recobró sus fuerzas. Saulo permaneció algunos días con los discípulos que vivían en Damasco, y luego comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios».

Tras su conversión, San Pablo inicia varios viajes misioneros atravesando parte del Asia menor -lo que es hoy Turquía-, Siria y parte de Arabia, hasta llegar a Jerusalén. De allí se dirige a Europa, pasando primero por Grecia y llegando finalmente a Roma, donde es martirizado.

Con información de la Archidiócesis de Sevilla y Vatican.va.

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