miércoles, 24 de abril de 2024
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En la Casa Santa Marta, el Papa habló de la unidad con Jesús y con el Padre

Ciudad del Vaticano (Jueves, 21-05-2015, Gaudium Press) Hoy en su homilía en la Casa Santa Marta, el Santo Padre habló de la oración del Señor en el Cenáculo relatada en el Evangelio de San Juan de la liturgia de hoy, cuando poco antes de la Pasión, encomienda al Padre a los Apóstoles: «Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado».

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Foto: Radio Vaticano

El Pontífice observó además que es consolador escuchar que Jesús dice al Padre que no quiere rezar sólo por sus discípulos, sino también por aquellos que creerán en Él «a través de su palabra». Una frase que hemos escuchado tantas veces, y a la que el Papa pidió que se preste más atención:

«Quizás nosotros no estamos suficientemente atentos a estas palabras: ¡Jesús ha rezado por mí! Esto es, precisamente, fuente de confianza: Él reza por mí, ha rezado por mí… Yo imagino -pero es una figura- cómo es Jesús ante el Padre, en el Cielo. Y así reza por nosotros, reza por mí. ¿Y qué ve el Padre? Las llagas, el precio. El precio que ha pagado por nosotros. Jesús reza por mí con sus llagas, con su corazón llagado y siegue haciéndolo».

A la unidad que convoca Jesús, con Él y con el Padre Eterno, se opone el espíritu del mundo, y el padre de la división, el demonio. Jesús reza «por la unidad de su pueblo, por la Iglesia». Pero Jesús -afirmó el Papa Francisco- «sabe que el espíritu del mundo» es «un espíritu de división, de guerra, de envidias y de celos, también en las familias religiosas, también en las diócesis, y también en toda la Iglesia: es la gran tentación». Esa que lleva a las habladurías, a etiquetar, a tachar a las personas. Y explicó que esta oración pide que se destierren todas estas actitudes:

«Debemos ser uno, una sola cosa, como Jesús y el Padre son una sola cosa. Es precisamente éste el desafío de todos nosotros, los cristianos: no dejar lugar a la división entre nosotros, no dejar que el espíritu de la división, el padre de la mentira entre en nosotros. Buscar siempre la unidad. Cada uno es como es, pero trata de vivir la unidad».

El Papa resaltó que esa unidad proclamada y querida por el Señor, es sobre todo el fruto de una gracia. «Pide esta gracia, que todos permanezcamos en Él. Y aquí nos indica, puesto que lo dice claramente: ‘Padre, quiero que aquellos que me has dado,que también ellos estén conmigo donde yo estoy’. Es decir, que estos permanezca allá, conmigo. El permanecer en Jesús, en este mundo, termina en el permanecer con Él ‘para que contemplen mi gloria’, como dice Jesús».

Con información de Radio Vaticano

 

 

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