jueves, 28 de marzo de 2024
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"Debilidad, oración, perdón", trilogía tratada por el Papa en la homilía de la Casa Santa Marta

Ciudad del Vaticano (Viernes, 19-06-2015, Gaudium Press) Debilidad, oración y perdón. La reflexión del Papa Francisco, en la homilía desarrollada ayer en la Santa Misa por él presidida en la Casa Santa Marta, giró en torno de las ideas que la meditación sobre esa trilogía sugiere.

1.jpgFue destacada, sobre todo la idea de que el cristiano debe estar consciente de que, sin la ayuda del Señor, no puede caminar en la vida.

Debilidad

Somos «débiles», dijo Francisco. De una debilidad que «todos nosotros cargamos después de la herida del pecado original». Y subrayó todavía más esa realidad apuntando la necesidad de ayuda: «nos resbalamos en los pecados y no podemos avanzar sin la ayuda del Señor».

«Quien cree ser fuerte, quien cree que puede arreglarse solito es, mínimo, ingenuo y, al final, acaba derrotado por tantas debilidades que carga consigo. La debilidad que nos lleva a pedir ayuda al Señor, porque ‘en nuestra debilidad nada podemos sin tu ayuda’, así rezamos. No podemos dar un paso en la vida cristiana sin la ayuda del Señor, porque somos débiles. Y quien está de pie tiene que tomar cuidado para no caer porque es débil», afirmó el Pontífice.

El Papa continuó desarrollando su pensamiento hablando de la Fe: «Todos nosotros tenemos Fe, todos nosotros queremos avanzar en la vida cristiana, pero si no estamos conscientes de nuestra debilidad, acabaremos derrotados». Y afirmó que es eso que torna bella aquella oración que dice: «Señor, yo sé que en mi debilidad nada puedo sin tu ayuda».

Oración

Al hablar de la oración él fue directo: ella no necesita de muchas palabras.

Conforme dijo el Papa, Jesús «enseña a rezar», pero no «como los paganos», que creían ser oídos con la fuerza de las palabras.

Francisco citó la historia de la madre de Samuel. Ella pedía al Señor la gracia de tener un hijo y apenas movía los labios para rezar. En su corazón el deseo era contenido de la oración.

2.jpgElla, dijo el Papa, «movía solamente los labios porque no conseguía hablar. Pedía un hijo. Se reza así al Señor. En la oración, como nosotros sabemos que Él es bueno, sabe todo de nosotros y lo que precisamos, comenzamos a decir la palabra Padre, que es una palabra humana, ciertamente, que nos da vida, pero solamente en la oración podemos pronunciarla con la fuerza del Espíritu Santo».

Es así que se reza, dijo el Pontífice: «rezar simplemente así. Con el corazón abierto en presencia de Dios que es Padre y conoce, sabe lo que nosotros precisamos aún antes que hagamos el pedido».

Perdón es fortaleza

El perdón es una fortaleza, una gracia del Señor. Francisco discurrió, entonces, sobre el perdón. Mostró cómo Jesús enseña a los discípulos que si ellos no perdonan los males de los otros, tampoco el Padre perdonará sus faltas:

«Podemos rezar bien y llamar a Dios de Padre si nuestro corazón está en paz con los otros, con los hermanos. Mira Padre, esa persona me hizo eso y aquello. Perdona. Perdona como Él le perdonará. Así, la debilidad que tenemos, con la ayuda de Dios en la oración, se torna fortaleza porque el perdón es una gran fortaleza. Es preciso ser fuerte para perdonar, pero esa fuerza es una gracia que nosotros recibimos del Señor, pues somos débiles». (JSG)

De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Radio Vaticana

 

 

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