jueves, 28 de marzo de 2024
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Multitudinaria celebración de la Inmaculada Concepción en el Santuario de la Virgen de Lo Vásquez, en Chile

Valparaíso (Miércoles, 09-12-2015, Gaudium Press) Cerca de un millón de fieles peregrinaron al Santuario de la Virgen de Lo Vásquez durante los cinco días de fiesta con que la Iglesia de Valparaíso celebró la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Desde el viernes 4 de diciembre, los devotos comenzaron a arribar al campo santo para honrar a la Madre de Dios y agradecer su intercesión en las causas encomendadas.

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Al las 17:00 horas de ayer, se realizó la tradicional procesión de la Virgen de Lo Vásquez hasta el Calvario, la que fue presidida por el Obispo de Valparaíso, monseñor Gonzalo Duarte y acompañada por el Orfeón de Carabineros de Chile. Con mucho fervor los devotos acompañaron la imagen de la Virgen, saludando su paso con pañuelos blancos, cantos y vítores.

Durante la eucaristía central, monseñor Duarte manifestó su gozo y agradecimiento a Dios por esta hermosa fiesta. «Han sido cinco días de linda celebración, por eso le damos gracias al Señor por tantos hermanos que han querido venir y damos gracias a tantas personas que han estado sirviendo y ayudando a los peregrinos», dijo.

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Con ocasión del inicio del Año de la Misericordia, el pastor agregó: «Con la gracia del Señor podemos volver al gozo de la vida verdadera que el Señor nos regala. Por eso se llama Año Jubilar que viene del gozo, la alegría y la esperanza. Este tiempo nos ofrece la posibilidad de reconciliarnos con nosotros, con los demás; crear un mundo de hermanos donde todos tengamos paz, respeto y alegría. El Padre Dios nos invita a entrar en la onda de la misericordia».

«A la Virgen la llamamos madre de la vida, madre de misericordia en el contexto del año del jubileo. Jesús nos dice: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida’, por eso la Virgen es madre de la vida y de toda la vida. Preocupémonos por todas las vidas, démosles a todos vidas de verdadera calidad, cariño y respeto. Que nos juguemos por toda la vida y para que la misericordia del Señor llegue a nuestra vida, a nuestra Iglesia y a nuestra historia», concluyó el obispo.

 

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