jueves, 25 de abril de 2024
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Primado de Brasil menciona ejemplo del Papa Juan Pablo I en su nuevo artículo

Salvador (Miércoles, 13-01-2016, Gaudium Press) En su más reciente artículo, titulado «Si usted gobierna, sea prudente», el Arzobispo de Salvador y Primado del Brasil, Mons. Murilo Krieger, destacó el período en que Juan Pablo I gobernó la Iglesia Católica. El Pontífice falleció después de estar apenas 33 días como papa, entre el 26 de agosto y el 28 de septiembre de 1978.

1.jpgSegún Mons. Murilo, «ese período, entretanto, fue lo suficiente para dejar una fuerte impresión en aquellos que lo conocieron. El hecho de haber sido electo Papa hizo que también su pasado fuese mejor conocido. Se descubrió, por ejemplo, que por detrás de su sonrisa tímida había mucho de humor e, incluso, de una fina y delicada ironía».

«Durante el tiempo en que estuvo al frente del Patriarcado de Venecia, el entonces Cardenal Albino Luciani escribía mensualmente para una revista. (…) Sucede que sus artículos tenían una originalidad: eran cartas abiertas, dirigidas a personas que vivieron en otras épocas. Él las escribía como si sus destinatarios fuesen viejos amigos», cuenta.

Según el Primado de Brasil, una de las cartas escritas por el «Papa Sonrisa» (como era conocido, debido a su semblante alegre) fue dirigida al famoso abad de Claraval, San Bernardo, doctor de la Iglesia, fallecido en 1153.

En la época del cónclave para la elección del sucesor del Papa Pablo VI, prosiguió Mons. Krieger, «los cardenales estaban en duda cuanto a la elección del futuro Pontífice», siendo que «uno se distinguía por la santidad; otro, por la elevada cultura; el tercero, por el sentido práctico. ¿Cuál escoger?»

En este momento, «un cardenal se acordó de la carta de Bernardo y dijo: ‘Vamos a aplicarla y todo correrá bien. ¿El primer candidato es un santo? Pues bien, que rece por nosotros, pobres pecadores. ¿El segundo es un sabio? Óptimo, que escriba libros y nos enseñe. ¿El tercero es prudente? ¡Este nos gobierne y sea electo Papa!»

«Recordando ese episodio, el Cardenal Luciani pide al Abad nuevos consejos, útiles a los que están hoy preocupados con los múltiples desafíos de servir al pueblo. En respuesta, ‘Bernardo’ le observa: ‘Si es prudente, gobierne’, escribí en aquel tiempo. ‘Si usted gobierna, sea prudente’, escribo ahora. Esto es, tenga bien firmes en la cabeza algunos principios básicos y sepa adaptarlos a las circunstancias de la vida», explica el Arzobispo de Salvador.

En seguida, el prelado complementa: «¿qué principios? Referiré, al acaso, algunos: un éxito aparente, aunque clamoroso es, en realidad, un fracaso, caso haya sido conseguido menospreciando la verdad, la justicia y la caridad; quien ocupa un cargo está al servicio de los otros; cuanto mayor sea su responsabilidad, tanto más necesaria será la ayuda de Dios. Los grandes principios deben descender a la vida de los hombres y los hombres son como las hojas de un árbol: todas son parecidas, pero ninguna es perfectamente igual a la otra».

Para el Abad, continúa Mons. Murilo, la prudencia es llevada a la acción, en medio de un proceso ejecutado en tres tiempos, siendo ellos la deliberación, que remite a la búsqueda de los medios que conducen al fin; la decisión, que resume la elección de lo que sea mejor; y la ejecución, que siempre debe mantener firme y corajuda.

«Las cartas de Bernardo al Cardenal de Venecia terminan con una llamada de atención al riesgo de alguien ser esclavo de la opinión pública. Es importante saber relativizar tanto los elogios como las críticas recibidas, ya que el pueblo no siempre es muy objetivo», agrega. (LMI)

 

 

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