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Santiago (Lunes, 16-05-2016, Gaudium Press) «De la desconfianza al reencuentro» es el título de la declaración que el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile hizo público el pasado viernes 13 de mayo en el contexto de los casos de corrupción política y los conflictos sociales que se han producido en el sur del país. En rueda de prensa, los pastores compartieron sus reflexiones con un ánimo colaborativo, ya que a su juicio «tenemos una mirada esperanzadora del ´alma de Chile´ y, por eso, queremos compartir nuestra mirada sobre el escenario social y político que vivimos».
Frente a los acontecimientos de crispación político y social, los obispos recuerdan que es esencial retomar un diálogo ciudadano amplio y generoso, siempre buscando más lo que nos une que lo que nos separa. «Sobre todo, porque este diálogo -que siempre implica una capacidad de escucha- debe ayudarnos a construir el presente y el futuro, abriendo espacio a las nuevas generaciones y a los que vendrán. En este sentido, necesitamos un ‘diálogo puente’ que supere los obstáculos de nuestra actual convivencia», agregaron.
Y precisaron: «Es fácil enumerar los problemas. Es fácil hablar de fracasos. Es fácil seguir en política el esquema desgastado de gobierno y oposición, y otras dualidades que simplifican pero no solucionan y en nada aportan al país. Es más difícil transitar por caminos nuevos y ser propositivos sobre el país que queremos construir. Tal vez por eso la insistencia en la nueva Constitución y la discusión al respecto. Pero hasta la iniciativa de participación se ve cuestionada porque en el fondo de nuestros problemas actuales subyace una profunda desconfianza».
La crisis de confianza atraviesa a todas las instituciones sociales
Desde hace un tiempo, la Iglesia viene denunciando la profunda crisis que afecta a la sociedad chilena motivada en la desconfianza hacia las autoridades, las instituciones e incluso, entre los propios ciudadanos. En este sentido, los prelados reafirmaron esta convicción y advirtieron que «ningún país puede vivir y crecer sin romper este círculo verdaderamente perverso, si no damos pasos a una nueva manera de vivir y de organizarnos».
«Hay desconfianza y falta de credibilidad en todos los que ejercemos autoridad (…) Hay desconfianza en nuestra instituciones, heridas por nuestras inconsecuencias (…) Existe desconfianza en la palabra que damos, en la capacidad de honrar nuestros compromisos. Vivimos en desconfianza porque hemos endiosado el dinero y este verdadero ídolo aparece sonriente en la mayoría de los conflictos vigentes», señalaron.
Para el Episcopado chileno «la desconfianza se supera en gran medida al vernos las caras, mejor aún, en el encuentro personal que es la base y red anterior a las redes sociales o los medios de comunicación social. La desconfianza se supera al poner rostros a nuestras discusiones y humanizar las cifras y mediciones».
Finalmente añadieron que «una forma de superar la desconfianza será también abriendo espacios de diálogo, comenzando por la familia y la escuela, con una gran dosis de escucha, por parte de los mayores, disponibles para cambiar nuestras formas de ejercer autoridad y de solucionar los problemas. En esto también la Iglesia puede hacer su aporte a través de su gran presencia en las escuelas, colegios y universidades, así como los movimientos apostólicos, parroquias y capillas en que se da sencillamente la capilaridad de la vida en sociedad».
Un llamado a superar toda tentación de individualismo y desconfianza
Al concluir su mensaje, los obispos del comité permanente exhortaron a los creyentes y hombres de buena voluntad a seguir el ejemplo de Jesús, quien pese a la incomprensión de la sociedad de su tiempo, pasó por esta vida haciendo el bien. «Para los que tenemos el don de la fe, aunque también estemos en deuda de coherencia, nos ayudará poner oído atento a lo que dice el Señor Jesús. Él lloró por Jerusalén porque no reconoció el tiempo de su visita ni los caminos de paz que propuso. Esos caminos de paz pasan por poner en práctica la misericordia, el perdón y el amor mutuo del cual nos dio ejemplo en su vida y muerte», expresaron.
«Invitamos a los católicos y personas de buena voluntad a renovar el amor por la Patria, a superar toda tentación de individualismo, de indiferentismo, de desconfianza y a buscar el bien común de todos los ciudadanos. Hoy más que nunca suscribimos las palabras del Papa Juan Pablo II en su visita a Chile, que hoy resuenan como una profecía ante el desafío de reencontrar caminos de amistad cívica y cohesión social y, así, reconstituir el tejido nacional de fraternidad: ´Chile tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento´. Con disposición Chile pudo superar, desde estos valores, momentos mucho más difíciles y aciagos. También hoy podemos apostar a un cambio de rumbo. Que no nos venza la desesperanza», concluyeron.
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