jueves, 18 de abril de 2024
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Card. Sarah advierte contra el proyecto de construir una sociedad sin Dios

Washington (Jueves, 19-05-2016, Gaudium Press) El Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, fue invitado al Desayuno Anual Nacional de Oración Católica de Estados Unidos y en su intervención advirtió sobre los graves peligros de construir una sociedad sin Dios. «Dios está siendo erosionado, eclipsado y liquidado», alertó el purpurado, quien advirtió que el testimonio que den los creyentes de Estados Unidos tendrá repercusión sobre los demás países.

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Cardenal Robert Sarah,  Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press.

«Hoy estamos asistiendo al siguiente paso – y la consumación- de los esfuerzos para construir un paraíso utópico en la Tierra sin Dios. Es el estadio de la negación del pecado y de la caída», explicó el Card. Sarah. «Pero la muerte de Dios resulta en la sepultura del bien, de la belleza, el amor y la verdad. El bien se hace mal, la belleza es fea, el amor se transforma en la satisfacción de los instintos sexuales primarios y las verdades son todas relativas».

La familia, bajo ataque del maligno

En este contexto, se aceptan todas las formas de inmoralidad e incluso se promueven como si fueran un bien social, agregó el Prefecto: «El resultado es la hostilidad hacia los cristianos y de manera creciente, la persecución religiosa». El purpurado reconoció a la familia como el objetivo de los ataques actuales, por parte de una «ideología demoníaca» que intenta alterar su naturaleza.

«La familia – que el purpurado calificó como imagen de la Santísima Trinidad – es una preparación natural y una anticipación de la comunión que es posible cuando estamos unidos con Dios», enseñó el Card. Sarah. «Por eso es que el demonio es tan decidido en destruir la familia. Y si la familia es destruida, perdemos nuestro fundamento antropológico dado por Dios y por tanto encontraremos más difícil acoger la Buena Noticia salvadora de Jesucristo: el amor fructífero y dador de sí mismo».

El purpurado destacó nuevos desafíos como la redefinición civil del matrimonio, las tecnologías reproductivas y la maternidad subrogada como males que causarán más heridas en las generaciones y animó a los fieles a un testimonio valiente del Evangelio. «Los motivo a verdaderamente hacer uso de la libertad querida por sus padres fundadores, no sea que la pierdan», advirtió.

La libertad religiosa

El Card. Sarah hizo un balance de los terribles actos de violencia cristiana que se registran a diario en varios países, para indicar la importancia de promover activamente la libertad religiosa. «Incluso en este aún joven siglo XXI, de tan sólo 16 años, un millón de personas han sido martirizadas alrededor del mundo a causa de su fe en Jesucristo», denunció. «Sin embargo la violencia contra los cristianos no es sólo física; es también política, ideológica y cultural».

El purpurado rechazó que, en nombre de una pretendida tolerancia, «las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio, la sexualidad y la persona humana son desmanteladas». El Prefecto afirmó que esta forma de persecución es tan mala como la violenta pero es más oculta, ya que no se dirige a las personas sino a la doctrina misma y busca «neutralizar y despersonalizar la conciencia de los cristianos para disolverlos en una sociedad fluida sin religión y sin Dios. Esta es la voluntad del Maligno: Cerrar el Cielo por envidia».

En medio de estas circunstancias, el Cardenal resumió la respuesta cristiana en tres puntos: Ser proféticos, para discernir los ataques contra Dios e identificar las amenazas. Ser fieles, especialmente quienes «están llamados a influir incluso en la esfera política», ya eu «ustedes tienen una misión de traer la Revelación Divina a la vida de sus conciudadanos (…) No teman proclamar la verdad con amor». Para el purpurado, «la batalla para preservar las raíces de la humanidad es tal vez el más grande desafío que nuestro mundo ha enfrentado desde sus orígenes». Y, finalmente, orar sin desfallecer ante la realidad. El Card. Sarah recomendó la oración como el medio para descubrir la voluntad de Dios y poder continuar el camino.

«Sean proféticos. Sean fieles. Oren. Para esto vine a este desayuno de oración. Para darles ánimos», concluyó. «Sean proféticos. Sean fieles. Y, sobre todo, oren. Estas tres sugerencias hacen presente que la batalla por el alma de América, y el alma del mundo, es primordialmente espiritual. Muestran que la batalla es peleada primero con nuestra propia conversión a la voluntad de Dios cada día».

Con información de Catholic World Report.

 

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