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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 22-06-2016, Gaudium Press) Hoy, en la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco continuó su serie de catequesis sobre la misericordia en el Nuevo Testamento.
El tema de hoy fue la «Misericordia que purifica el corazón». Usó para ello un texto del Evangelio de San Lucas, que relata el pedido de un leproso al Señor: «Señor si quieres puedes purificarme». Explicó el Papa que este hombre no sólo pedía curación sino purificación, es decir una limpieza integral de cuerpo y corazón.
De hecho, explicó Francisco, la lepra era considerada entonces como una impureza profunda, que obligaba al enfermo a alejarse de todos, ni siquiera podía ir al templo. Entretanto, el leproso tomó coraje, reconoció el poder de Jesucristo, ratificando que todo dependía de su divina voluntad.
Esa fe del leproso contraría las convicciones de la época, incluso las suyas propias, y lo mueve a buscar a Jesús, llamándolo Señor. Para hablar con Dios, resaltó el Papa, bastan pocas palabras, siempre que estén acompañadas de la convicción de su omnipotencia y bondad. Por ello, el Papa afirmó que encomendarse a la voluntad de Dios significa ponerse ante su infinita misericordia, que es el «lugar» en que podemos sentirnos más seguros.
Tras la curación, el Señor pide que no le cuente a nadie, lo que evidencia tres aspectos. La gracia que actúa en nosotros no busca sensacionalismo; después de ser curado el leproso vuelve a ser admitido en la comunidad de los creyentes y en la vida social; y al presentarse ante los sacerdotes, el leproso da testimonio de Jesús, el perfecto Sacerdote, Mesías.
El Papa concluyó invitando a seguir el ejemplo del leproso, y pedir de rodillas ante Dios: «Señor, ¡si, quieres puedes purificarme!»
Con información de Radio Vaticano
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