jueves, 28 de marzo de 2024
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Todos nosotros tenemos algo de "oveja perdida", afirma Francisco en homilía

Ciudad del Vaticano (Martes, 06-12-2016, Gaudium Press) El Papa Francisco se inspiró en el trecho del Evangelio que trata de la Oveja Perdida para pronunciar su homilía en la Misa celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta, en el Vaticano.

Francisco comentó que la oveja perdida «no se perdió porque no tenía una brújula. Conocía bien el camino». Ella se perdió porque «el corazón estaba enfermo», ciego por «una disociación interior» y huye «para estar lejos del Señor, para saciar aquella oscuridad interior que la llevaba a la vida doble»: estar en el rebaño y huir a la oscuridad.

«El Señor conoce estas cosas» y «va a su búsqueda»: El Señor «viene como un juez, pero un juez que cuida, un juez lleno de ternura: hace de todo para salvarnos»: no viene «para condenar sino para salvar», busca a cada uno de nosotros, nos ama personalmente, «no ama la masa indistinta», sino que «nos ama por nombre, nos ama como somos».

La Oveja Perdida

El Papa destacó que lo caracteriza la oveja perdida no es tanto un error cuanto una enfermedad que está en el corazón y de la cual el diablo saca provecho.

Por ejemplo, hasta con Judas, que tiene un «corazón dividido, disociado», y que el pastor va buscar. Pero Judas no entiende y «al final cuando vio aquello que la propia vida doble provocó en la comunidad, el mal que sembró, con su oscuridad interior, que lo llevaba a huir siempre, buscando luces que no eran la luz del Señor» «se desesperó».

«Hay una palabra en la Biblia – el Señor es bueno, también para estas ovejas, nunca deja de buscarlas». (…) ¿Pero esa palabra qué significa? Que hasta el final el amor de Dios, trabaja en aquella alma, hasta el momento del desespero.

Y esta es la actitud del Buen Pastor con la oveja perdida.

Este es el anuncio, la buena noticia que nos trae la Navidad y nos pide esa sincera alegría que cambia el corazón, que nos lleva a dejarnos consolar por el Señor, y no las consolaciones que buscamos para intentar desahogar, para escapar de la realidad, escapar de la tortura interior, de la división interior», afirmó el Papa.

Jesús no insulta a la Oveja Perdida

Cuando Jesús encuentra a la oveja perdida Él no la insulta, aunque ella haya hecho tanto mal.

En el Jardín de los Olivos Jesús llama a Judas de «Amigo». Son las caricias de Dios, comentó el Pontífice:

«¡Quien no conoce las caricias del Señor no conoce la doctrina cristiana! ¡Quien no se deja acariciar por el Señor está perdido!
Es esta la buena noticia, esta es la alegría sincera que nosotros hoy queremos. Esta es la alegría, esta es la consolación que buscamos: que venga el Señor con su poder, que son las caricias, a encontrarnos, para salvarnos, como la oveja perdida y a llevarnos para el rebaño de su Iglesia».

Navidad: reconocer nuestras heridas y pecados

«Que el Señor nos conceda esta gracia, de esperar la Navidad con nuestras heridas, con nuestros pecados, sinceramente reconocidos, para esperar el poder de ese Dios que viene a consolarnos, que viene con poder, pero su poder es la ternura, las caricias que nacieron de su corazón, su corazón tan bueno que dio la vida por nosotros», concluyó el Papa. (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de RV)

 

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