jueves, 28 de marzo de 2024
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"La sobria embriaguez del Espíritu": tema de la tercera predicación de Adviento

Ciudad del Vaticano (Lunes, 19-12-2016, Gaudium Press) Como se sabe, en cuatro viernes, en preparación para la Navidad, son realizados los denominados «Encuentros de Adviento».

En ellos se reflexiona sobre temas pre-establecidos que son desarrollados por el Predicador de la Casa Pontificia y que son realizados en el Vaticano con la presencia del Santo Padre.

La tercera predicación de Adviento fue realizada este viernes:

En la Capilla Redemptoris Mater, en el Vaticano, el Papa y sus colaboradores de la Curia Romana oyeron al Predicador de la Casa Pontificia, Fray Raniero Cantalamessa, desarrollar el tema «La sobria embriaguez del Espíritu».

Realidades nuevas de la Iglesia

El fraile capuchino habló esta vez, de modo especial, de realidades nuevas de la Iglesia, enfocando especialmente la renovación carismática.

Para él, la renovación carismática, como otras análogas realidades nuevas de la Iglesia de hoy, presenta lados problemáticos, excesos, divisiones, pecados.

Según él, «Eso fue, también para mí, al comienzo piedra de escándalo. Pero eso sucede con todos los dones de Dios apenas caen en las manos de los hombres.

Entretanto, nadie sueña eliminar ese carisma en la vida de la Iglesia.

Para Cantalamessa, ellos no fueron exentos de desórdenes y defectos ni siquiera las primeras comunidades carismáticas cristianas, como aquella de Corinto.

El Espíritu no hace todos y de una vez santos. Actúa en diferentes grados y de acuerdo con la correspondencia que encuentra.

Pentecostés

El predicador de la Casa Pontificia, además hizo una reserva, afirmando que no se trata de adherir a uno u otro movimiento en la Iglesia.

Para el franciscano, se trata de una «corriente de gracia» abierta a todos:

«San Juan XXIII habló de un ‘nuevo Pentecostés’, el Beato Pablo VI fue todavía más lejos hablando de un «perenne Pentecostés».

La tercera predicación de Adviento fue concluida con un verso ambrosiano, una estrofa del himno de las Laudes de la Cuarta Semana del salterio:

«Sea Cristo nuestro alimento, sea Cristo el agua viva: en él probamos sobrios la embriaguez del Espíritu». (JSG)

 

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