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Argentina conmemora 30 años de la 2ª visita de Juan Pablo II al país y de la JMJ 1987

Buenos Aires (Viernes, 07-04-2017, Gaudium Press) Tres décadas hace que San Juan Pablo II visitó Argentina por segunda ocasión. El Pontífice polaco recorrió 10 ciudades del país en 6 días, desde el 6 al 12 de abril de 1987. Su primer viaje al país austral ocurrió en 1982. Tal acontecimiento es recordado por estos días por los argentinos, sobre todo por los habitantes de Buenos Aires, Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba, San Miguel de Tucumán, Salta, Corrientes, Paraná y Rosario, que fueron las ciudades visitadas por el Santo Padre.

«Siento una profunda alegría y una gran emoción, al pisar por segunda vez en mi pontificado esta tierra bendita de Argentina. Vine aquí por primera vez en junio de 1982, en momentos particularmente difíciles para vuestra nación, como mensajero de la paz de Cristo. Vuelvo ahora de nuevo en visita pastoral para seguir cumpliendo la misión, que el Señor me ha encomendado, de evangelizar y ser Maestro de la fe, ejerciendo a la vez, como Sucesor de Pedro, el ministerio de confirmar a mis hermanos. Pido a Cristo Jesús que durante los días que tendré el gozo de vivir con vosotros, la semilla del Evangelio penetre más profundamente en todos los ambientes de esta noble y fecunda tierra argentina», saludó el Juan Pablo II una vez aterrizó en el aeropuerto de Buenos Aires el 6 de abril.

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El viaje del Santo Pontífice ocurrió del 6 al 12 de abril. Visitó 10 ciudades, entre ellas Buenos Aires, Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba y San Miguel de Tucumán.

Varios fueron los momentos que quedaron en la memoria de quienes fueron testigos de la visita pastoral a este país, pero se destaca la histórica Segunda Jornada Mundial de la Juventud, celebrada del 11 al 12 de abril en Buenos Aires.

El evento estuvo marcado por la Vigilia de Oración del 11 en la que participaron cientos de jóvenes de varios países. En aquella ocasión, el Papa expresó: «He venido a descansar un poco con vosotros, queridos jóvenes. He venido a escucharos, a conversar con vosotros, a rezar juntos. Quiero repetiros, una vez más -como os dije desde el primer día de mi pontificado- que ‘sois la esperanza del Papa’, ‘sois la esperanza de la Iglesia’. ¡Cómo he sentido vuestra presencia y amistad en estos años de mi ministerio universal a la Iglesia! Vuestro cariño y vuestras oraciones no han cesado de apoyarme en el cumplimiento de la misión que he recibido de Cristo».

El día 12 se celebró la Santa Misa del Domingo de Ramos, y también tuvo lugar la consagración de Argentina a la Virgen de Luján, evento que ocurrió en la Avenida 9 de Julio de Buenos Aires.

«¡Dios te salve, María, llena de gracia, Madre del Redentor! Ante tu imagen de la Pura y Limpia Concepción, Virgen de Luján, Patrona de Argentina, me postro en este día aquí, en Buenos Aires,con todos los hijos de esta patria querida, cuyas miradas y cuyos corazones convergen hacia Ti; con todos los jóvenes de Latinoamérica que agradecen tus desvelos maternales, prodigados sin cesar en la evangelización del continente en su pasado, presente y futuro; con todos los jóvenes del mundo, congregados espiritualmente aquí, por un compromiso de fe y de amor; para ser testigos de Cristo tu Hijo en el tercer milenio de la historia cristiana, iluminados por tu ejemplo, joven Virgen de Nazaret, que abriste las puertas de la historia al Redentor del hombre, con tu fe en la Palabra, con tu cooperación maternal», oró el Papa.

En dicha oportunidad también se celebró el encuentro del Papa con los obispos argentinos, y con los representantes de mundo de la cultura; además de la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Ezeiza.

«Al despedirme de vosotros, quiero dejar constancia de mi reconocimiento a cuantos han hecho posible esta inolvidable visita pastoral (…) Podéis estar seguros de que os llevo a todos muy dentro de mi corazón. Os pido que, cada día, recéis por mí y Dios os lo recompensará sobreabundantemente. Ruego a la Virgen de Luján, que os alcance de su divino Hijo la gracia para corresponder fielmente a las exigencias de vuestra vocación cristiana», dijo San Juan Pablo II.

Con información de AICA y Vatican.va.

 

 

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