jueves, 18 de abril de 2024
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Obispos de Corea del Sur lamentan baja natalidad y mentalidad materialista

Daejeon (Martes, 24-10-2017, Gaudium Press) Corea del Sur registró en el año pasado su mínimo histórico de número de nacimientos, 406.000, acompañado de la tasa de fertilidad (número de niños por mujer) más baja de los últimos 7 años: 1,17. Una falla en la educación en la familia es una de las razones de esta situación, según explicó a AsiaNews Mons. Lazzaro You Heung-sik, Obispo de Daejeon y Presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz. La «justa formación humana se encuentra siempre menos en los jóvenes y en los niños. Es un problema bastante preocupante».

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La Iglesia guía a los fieles a trascender las metas materiales y trabajar en la fraternidad. Foto: República de Corea. 

«Lamentablemente, después de la Guerra coreana que destruyó todo, los coreanos han sacrificado también diversos valores preciosos al fin de obtener el desarrollo económico, casi como una obsesión social», se lamentó el prelado. «Ahora, nuestra sociedad está enfrentando los resultados de tal obsesión como se lo ve en la terrible disminución de los nacimientos». La mentalidad materialista que llevan a los jóvenes a buscar principalmente su realización laboral en un entorno corporativo desplaza a la construcción de una familia en sus prioridades, mientras se tiende a rechazar los trabajos físicos y buscar comodidades que sustituyen a los sacrificios propios de la vida familiar.

Mons. You Heung-sik afirmó que el antídoto a este mal es «vivir de acuerdo al Evangelio», el cual da al trabajo un enfoque de participación en la creación de Dios y promueve la fraternidad. «La Iglesia en Corea está haciendo lo mejor que puede para enseñar a nuestros jóvenes a que reconozcan a los otros no sólo como objetos de competición, sino de hermanos y hermanas con los cuales se debe caminar juntos», expresó. «El mundo no es un campo de batalla, sino un lugar para vivir junto a los otros».

«A decir verdad, no es un compromiso fácil, ya que en la sociedad el espíritu de competición es aún promovido como un valor que hay que custodiar siempre celosamente. Muchos incitan a nuestros jóvenes en la despiadada competición diciendo: Para sobrevivir o para no caer en una sociedad pobre, en esta jungla deben superar los exámenes, ser más competitivos en vuestro campo, ser siempre los primeros», expuso el prelado. «Es verdad que la competición es útil y necesaria en cualquier situación, pero el hombre no fue creado para ganarle a los otros, sino para amar a los otros. Esta es la verdad sobre el ser humano que el Evangelio nos enseña. De todos modos las dificultades no nos desalientan y acompañamos a los jóvenes de nuestro tiempo para que sigan el camino de la Buena Noticia, que da vida a todos y enseñan a ellos que el Señor nos quiere para ayudar, trabajar, estudiar y estar bien con los otros».

Con información de AsiaNews.

 

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