jueves, 28 de marzo de 2024
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El Evangelio es una constante invitación a la alegría, proclama Papa en Iquique

Iquique – Chile (Viernes, 19-01-2018, Gaudium Press) El Papa Francisco presidió ayer una Eucaristía en el Campus Lobito, en Iquique, al norte de Chile, ya en la última etapa de su visita al País.

Estuvieron en la Celebración, además de la población local, alrededor de mil peruanos provenientes de Tacna, pero allá estaban también grupos de peregrinos bolivianos y argentinos.

Homilía

Durante su homilía, Francisco reflexionó sobre las Bodas de Caná, en el trecho en que «muestra la primera aparición pública de Jesús» en una «fiesta» porque, dice él, el «Evangelio es una invitación constante a la alegría» que viene de Dios y «se propaga de generación en generación».

«De esto, bien entendéis vosotros, queridos hermanos del norte chileno. ¡Sabéis vivir la fe y la vida en clima de fiesta!
Vengo, como peregrino, celebrar con vosotros esta manera linda de vivir la fe.

Vuestras fiestas patronales, vuestras danzas religiosas (que duran una semana), vuestra música, vuestros vestidos hacen de esta región un santuario de piedad popular», dijo.

Haced lo que Él os diga…

Francisco recordó la acción de la Virgen María para que fuese mantenida la alegría en las bodas de Caná.

«Y, aproximándose a su Hijo, las únicas palabras que le oímos decir son: ‘No tienen vino’. Y de igual modo va María por nuestras aldeas, calles, plazas, casas, hospitales», recordó el Papa.

María «no se queda callada» y recomienda: «Haced lo que Él os diga».

«María, mujer de pocas palabras, pero muy concretas, también se aproxima a cada uno de nosotros para decirnos apenas esto: ‘Haced lo que Él os diga’. Y así se abre el camino al primer milagro de Jesús: hacer sentir a sus amigos que ellos también participan del milagro», dijo Francisco.

El Papa pidió que, como María en Caná, el pueblo de Iquique esté atento y reconozca a «aquellos que tienen la vida ‘arruinada’; que perdieron – o les robaron – las razones para hacer fiesta».

Y continuó aconsejando: «Como María, digamos con fe: No tienen vino. Como los sirvientes de la fiesta, traigamos lo que tenemos, por poco que parezca. Como ellos, no tengamos miedo de ‘dar una mano’, y que nuestra solidaridad y nuestro compromiso en pro de la justicia sean parte de la danza o del cántico que podemos entonar a nuestro Señor».

El Papa pidió, al finalizar, que sus oyentes aprovechasen para aprender y dejarse «impregnar por los valores, la sabiduría y la fe que los migrantes traen consigo» y concluyó:

«Dejemos que Jesús pueda completar el milagro, transformando nuestras comunidades y nuestros corazones en señal viva de su presencia, que es jubilosa y festiva», concluyó.

Saludos y agradecimientos

Después de la Misa, fue la hora del Pontífice recibir el saludo del Obispo de Iquique, Mons. Guillermo Patricio Vera, que garantizó al Papa que las diócesis de Iquique, Antofagasta, Calama, Arica y países vecinos como Perú y Bolivia tenían sus corazones llenos de deseos de recibirlo:

«Papa Francisco, agradecemos por esta visita. Chile pudo rezar con usted; Chile se sintió querido. Puedo asegurar también que usted tampoco está solito, Santo Padre. El cariño y las oraciones de los chilenos lo acompañarán siempre y ya estamos pavimentando con nuestras oraciones su visita al Perú». (JSG)

 

 

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