miércoles, 24 de abril de 2024
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Cardenal Müller: Nuevamente, claras y fuertes declaraciones

El purpurado habló con Valeurs Actuelles de los más diversos temas, con motivo de la publicación de su obra La Fuerza de la Verdad.

La fuerza de la verdad

París (16/11/2020 17:22, Gaudium Press) Con ocasión del lanzamiento de su libro La force de la verité (La Fuerza de la Verdad), el Cardenal Gerhard Müller mantuvo un diálogo con Laurent Dandrieu de Valeurs Actuelles, del cual recogemos algunos extractos.

La misión de la Iglesia es anunciar el Evangelio

En la conclusión de la obra el Cardenal Müller reproduce su “Manifiesto de y por la fe”, lanzado el año pasado. El purpurado da la razón:

“El Manifiesto contiene en efecto las verdades más importantes que todo católico debería conocer, pero infelizmente no es el caso con todo el mundo. Él indica igualmente que los obispos, y los sacerdotes deben predicar sobre todo de la Trinidad, la Encarnación, los sacramentos, Cristo a quien debemos seguir y la vida eterna. No es sino después que se puede hablar de medio ambiente, del clima y del tema de la inmigración”.

“La Iglesia no tiene la misma misión que el Estado de vigilar el bien temporal de los ciudadanos, aunque en ese dominio también ella enuncie los fundamentos morales de la política. Jesús ha enviado a los apóstoles al mundo para anunciar el Evangelio del reino de Dios y permitir a aquellos que creen ser bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

Cortesanos y aduladores en torno al Papa

El Cardenal alemán habló de “cortesanos” y “aduladores” en torno al Pontífice, que tienen una concepción errada del Papado.

Estos, que inclusive pueden ser también ateos o agnósticos, “consideran de repente las iniciativas políticas o sociales del Papa Francisco casi como una palabra de Dios, que nadie puede contradecir”.

“Ellos piensan que nadie puede contradecir sus ideas sobre el nuevo mundo, incluso si ellas no resisten un examen racional. La autoridad magisterial del Papa y de los concilios se refiere a las verdades reveladas, pero también a las verdades naturales (metafísicas y morales) únicamente en la medida en que ellas son indispensables a la comprensión de la Revelación. La palabra del Papa es importante para hablar a la conciencia social y moral de los políticos. Pero el Papa y los obispos no existen sino como servidores de Cristo y mediadores de la salvación eterna en la predicación y los sacramentos de la Iglesia, no como representantes de un programa político e ideológico”.

Acerca del tema de la inmigración, recuerda el Cardenal Müller que “los obispos africanos son opuestos a la emigración de sus jóvenes, pues esta trae un grave perjuicio a sus países. Europa no puede resolver el caos demográfico resultante de la ausencia de natalidad por una inmigración de los pueblos, como lo querría la nomenklatura de Bruselas”.

Además “los obispos europeos tienen igualmente una responsabilidad con relación a la cultura cristiana de los países del Occidente cristiano. Ellos deben testimoniar el Evangelio del Reino de Cristo junto a aquellos que viven aquí y a los nuevos que llegan. Ellos deberían reflexionar en la misión de Cristo, y no pretender darse una postura de pseudo-políticos moralizadores”.

Sobre las medidas en épocas de pandemia

“Es claro que hacemos todo para evitar la infección. Pero un bloqueo total de la vida social, cultural y religiosa, jamás ha sido justificada. No existe seguridad absoluta en este mundo contra la enfermedad, los accidentes y sobre todo la muerte, que nos llegará a todos un día. Es irresponsable de parte de los obispos cerrar las iglesias e interrumpir la administración de sacramentos. Sobre todo en tiempos de crisis, tenemos necesidad de las palabras del Buen Pastor para reconfortarnos y esclarecernos. Igualmente debemos mostrar que nosotros, en tanto que sacerdotes de Cristo, tememos menos por nuestra vida que ver a alguien quedar sin los consuelos de Cristo en los sacramentos”.

Sobre el ‘camino alemán’

Duras palabras dedicó también hacia algunos prelados de la Iglesia alemana embarcados en el “camino sinodal” que hace curso en su país:

“Ellos piensan que son los espíritus más inteligentes y más modernos del mundo. ¿Y qué habría de mejor en el mundo que adoptar el ‘modelo alemán’ en la Iglesia y la política? Es la paradoja del arrogante, que no se da cuenta hasta qué punto es limitado. El problema es que allí, en su situación local, no se dan cuenta hasta qué punto se han alejado de la catolicidad de la Iglesia y sobre todo que sólo Cristo es el maestro de la Iglesia y que él no cede su soberanía divina a los ideólogos de una nación. La Iglesia no se renueva conformándose al espíritu del mundo, sino por el espíritu de Cristo”. (SCM)

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