martes, 16 de abril de 2024
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La Hna. Gloria, la monja que volvió luminosa del infierno

Después de ser liberada tras más de 4 años de cautiverio, la Hna. Gloria Narváez estará descansando 15 días en Italia.

Hna Gloria

Foto: Presidencia de Malí

Redacción (11/10/2021 07:48, Gaudium Press) La Hna. Gloria Cecilia Narváez, de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, es de Nariño, de esa zona al sur de Colombia que destaca por una fe firme como el pedernal, como la roca sobre la que está impregnada la maravillosa imagen de la Virgen de las Lajas.

Zona de hombres religiosos y recios, reciedumbre que en el espíritu de la Hna. Gloria no pudo ser quebrada ni siquiera por más de cuatro años de terrible cautiverio en manos de islamistas radicales en África. Hace dos días, con las marcas del sufrimiento en su rostro, pero también con la dulzura y la firmeza cristiana en su mirada, apareció la Hermana Gloria vestida con luminoso traje típico de Malí, en el palacio presidencial, acompañada por el arzobispo de la capital del país, el Cardenal Jean Zerbo. Ahí fue recibida por el presidente interino, Assimi Goita, quien dijo en comunicado que la liberación se producía después de cuatro años y medio de “esfuerzos combinados de varios servicios de inteligencia”.

Se entregó a cambio de otra hermana

En contravía de lo que se podía esperar por el correr del tiempo, el interés en la Hermana Gloria iba aumentando, y muchos se condolían con la suerte de esa religiosa que se ofreció a irse con sus captores en lugar de otra hermana más joven, cuando el 7 de febrero de 2017 atacaron su misión terroristas islámicos, en la aldea de Karangasso, frontera entre Malí y Burkina Faso. Un acto que tiene rasgos de martirio, que ciertamente atraerá muchas gracias para su comunidad, incluso para el país donde estaba realizando misión: “Dios bendiga a Malí”, fueron las primeras palabras de la Hna. Gloria tras su liberación.

Hermana Gloria

La religiosa, que durante su cautiverio fue pasada de un grupo terrorista a otro y que se vio trasladada infinitud de veces, envió su última prueba de supervivencia el pasado julio, cuando le dirigió un mensaje a su hermano en Colombia: “Les mando a todos mis más cordiales saludos. Que el buen Dios te bendiga y te conceda salud. Llevo cuatro años prisionera y ahora estoy con un nuevo grupo”, decía la hermana Gloria. También imploraba “que todos recen mucho por mí. Que Dios los bendiga a todos. Tengo la esperanza de que Dios me ayude a recuperar mi libertad”.

La hermana Gloria Cecilia Narváez nació el 25 de septiembre de 1961 en Buesaco, población del departamento colombiano de Nariño. Es licenciada en Educación Primaria por la Universidad Mariana de Pasto, lleva 38 años en la Comunidad Franciscana de María Inmaculada y en el año 2002 viajó como misionera a África, centrando su labor con las poblaciones más pobres, en especial con los niños huérfanos de la aldea de Karangasso en Malí.

Asemejarse a Cristo en el Calvario

El calvario del cautiverio de la Hna. Gloria fue exactamente eso, un camino de dolor.

A las esperanzas iniciales de pronta liberación, se fueron siguiendo los días sin novedades, y con ellos fue ganando terreno la desesperanza, y tal vez en algunos por momentos la desesperación.

Cuando el 7 de febrero pasado se cumplían 4 años de su secuestro, su compañeras religiosas manifestaron, “en nuestro dolor”, que se sentían “impotentes ante este secuestro sin precedentes”. Los captores ni siquiera pedían una suma de dinero concreta por la que liberarían a la religiosa.

Pero las noticias que iban llegando desde el lugar del cautiverio tampoco eran alentadoras.

Una voluntaria francesa, Sophie Pétronin, que había compartido bastante tiempo de retención con la Hna. Gloria, dijo al presidente francés Macron que había que multiplicar los esfuerzos por liberar a la religiosa, pues “su espíritu está cediendo”. “Tenemos que hacer todo lo posible para sacarla de allí”, decía Pétronin.

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Ya en noviembre pasado, una de sus compañeras religiosas, la Hna. Rosa Julia, declaraba a los medios en Colombia: “Sabemos que su estado de salud no es el mejor. Ella tiene momentos en que no tiene la suficiente lucidez para comunicarse. Entonces eso nos hace pensar que algo está fallando; se está afectando su mente, su cabecita. Y estamos muy preocupadas por esa situación”. De hecho, la religiosa no era ya en el momento de su secuestro una persona joven, tenía 55 años, y a inicios de 2021 se conoció que sufría en cautiverio de problemas renales.

La impotencia también se manifestaba en el círculo familiar. Después de recibir las 11 líneas de la hermana Gloria en julio, en unas declaraciones que revelan su angustia, Edgar Narváez – su hermano – dijo que tanto el gobierno colombiano como las altas autoridades de la Iglesia, habían dejado sola a la familia en la lucha por la liberación de la Hermana. Pero después del calvario, viene el nuevo día, también para Edgar, quien en diálogo con una cadena radial colombiana expresó ahora que “es una alegría inmensa, es volver a vivir, volver a nacer”.

El mismo hermano informó que, después de haber sido recibida por el Papa ayer, la Hna. Gloria estará 15 días más en Italia, en una casa de campo que la comunidad religiosa allá posee.

El comprensible deseo de saber más detalles del secuestro, es en algo satisfecho por Edgar Narváez, quien cuenta que al parecer los secuestradores “iban por unas hermanas francesas, ellas se dieron cuenta y se escaparon”. También relata que ella se encontraba con otras dos hermanas colombianas, una de Medellín y otra de Tumaco, y que los terroristas no sabían que eran colombianas. (Gaudium Press / Saúl Castiblanco)

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