martes, 16 de abril de 2024
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Cuando la cruz doblegó la espada de los césares

Jubileo de Constantino el Grande y libertad de religión.

Batalla de Puente Milvio 2

Batalla de Puente Milvio, Nicolás Tournier, Museo de los Agustinos, Toulouse, Francia

Redacción (26/02/2022 19:07, Gaudium Press) Se acordó que el 27 de febrero de 272 sería la fecha de nacimiento de Constantino el Grande. En el 2022, por lo tanto, se cumplirá el 1.750 aniversario.

El emperador romano es famoso por su conversión al cristianismo y por otorgar libertad a la religión. Hay quienes afirman, sin embargo, que llegó a fundar la Iglesia católica… Al escuchar esto, evoco a Napoleón: exiliado en la isla de Santa Elena, el emperador recordó ocasiones en que aduladores le propusieron establecer una nueva religión. Una vez, ya impaciente, respondió: “¡Basta! ¿Quieres que yo también me deje crucificar? De hecho, fundar una religión es fácil, difícil es morir en la cruz…

Constantino en realidad no fundó el cristianismo – ¡ni quería ser crucificado! – pero es posible atestiguar que, con él, la Iglesia pudo por fin suspirar, después de tres siglos de sádicas persecuciones.

Ciertamente, poco después de la muerte del Crucificado, el Senado romano promulgó “non licet esse christianos” – “no es lícito ser cristiano”. Nerón incendió Roma en el 64 y, según Tácito, culpó a los cristianos. Con Domiciano, el cristianismo era considerado “superstición ilícita”. Posteriormente, Decio decretó el culto público y universal de los dioses romanos, bajo pena de muerte. Valeriano ordenó en 257 que se cerraran todas las iglesias y se confiscaran las propiedades. El edicto imperial de 303, bajo Diocleciano, prohibió las reuniones de los cristianos, los privó de los derechos civiles y destruyó sus iglesias y libros sagrados.

Sin embargo, el 28 de octubre de 312, las páginas de la historia quedaron selladas para siempre por un giro sorprendente. Según Lactancio, antes de la batalla del Puente Milvio contra Majencio, considerado un usurpador, Constantino había tenido un sueño en el que Jesús le decía que marcara los escudos de su ejército con un cristograma. Según Eusébio, el Emperador, durante el enfrentamiento, también vio una cruz en el cielo con el lema: “Con esta señal vencerás”. Finalmente, la cruz de Cristo doblegó la espada de los Césares…

Al año siguiente, el llamado “Edicto de Milán” otorgó a “los cristianos y a todos la libertad y la posibilidad de seguir la religión de su elección”. También proporcionó libertad de culto sin restricciones, pronta restitución de bienes y templos confiscados, y apoyo a la comunidad cristiana.

Constantino 2

Vitral de Constantino, iglesia de San Pedro, Bordeaux, Francia

Aunque Constantino aún mantenía vínculos con el paganismo, sus decisiones sentaron las bases de la civilización cristiana y un período de relativa paz. Finalmente, como en distintas etapas históricas, se cumplía la promesa del verdadero fundador del cristianismo al primer Papa: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16, 18).

Como conclusión, la vida de Napoleón puede volver a dialogar con la de Constantino y la de sus predecesores en el solio: se dice que el emperador de los franceses – apodado por unos como “Nerón corso”, por otros como de “dios Marte” – una vez asistió a un desfile militar en su honor. Al final, exclamó: “¡Qué poder!”. Ante esa escena, el sibilino Talleyrand no dudó en disparar: “Con una bayoneta se puede hacer cualquier cosa, menos sentarse sobre ella”.

En otras palabras: es fácil conquistar y oprimir por el gladio, pero difícil es mantenerlo afilado durante mucho tiempo… De hecho, los césares imaginaron que podían inmortalizarse sentados en tronos, armados hasta los dientes. Con razón, sin embargo, Jesús advirtió: “Los que toman la espada, a espada perecerán” (Mt 26,52).

Es verdaderamente difícil llevar la cruz, sin embargo, como proclama el lema cartujo, solo ella permanece en pie mientras el mundo gira…

Por el Padre Felipe de Azevedo Ramos, EP

(Publicado originalmente en O Tempo, 26 feb. 2021, pág. 22, año 25, núm. 9205)

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