jueves, 28 de marzo de 2024
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San Eliseo, en quien Dios perpetuó el profetismo y la fuerza de Elías

Su nombre significa “Dios es mi salvación”.

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Redacción (14/06/2022 08:25, Gaudium Press) San Eliseo, aquel que recibió el “doble” espíritu de Elías Profeta. Su nombre significa “Dios es mi salvación”; vivió en el S. IX antes de Cristo. Su historia se cuenta en los libros de los Reyes, tanto en el primero como el segundo.

Elegido por Dios, un día estaba arando la tierra y fue elevado a la cima del profetismo

Se sabe que era de familia rica, y se conoce el nombre de su padre, Safat. Justamente Eliseo estaba arando junto a su padre Safat, cuando hasta a él fue Elías. Lo vio, echó sobre él su manto, y entonces Eliseo entendió que debía seguir a Elías.

Es el propio Dios que lo elige para que vaya en pos de quien sería su luz y guía, el profeta Elías, cuando le ordena a éste que unja al “hijo de Safat” como “profeta en lugar de ti”. Por tanto fue el propio Dios el que quiso crear una descendencia de profetas.

Ya le había ordenado Dios a San Elías ungir “a Jazael como rey de Aram”, y “al que escape de la espada de Jazael, lo hará morir Jehú; al que escape de la espada de Hehú, lo hará morir Eliseo”.

Ve a su padre partir en carro de fuego, y algo de ese fuego entra en él

Arrebatado al cielo Elías por un carro de fuego, Eliseo lo sucede en su misión, heredando su espíritu, su “doble” espíritu. ¿Qué significa esto? La Ley establecía que los primogénitos recibían el doble de la herencia de los que no lo eran. Esto traduce en que Eliseo recibió una porción privilegiada del espíritu de su padre espiritual.

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San Elías parte en un carro de fuego, y deja su manto a San Eliseo

No fue Elías, sino Eliseo, quien por orden de Dios ungió al nuevo rey de Israel Jehú, acabando así la dinastía de Ajab, descendencia que labró su ruina cuando Ajab tomó por esposa a la malvada y cruel Jezabel, la gran contradictora de Elías. El profeta Eliseo manda a uno de la comunidad de profetas que había conformado, llamado Ramot de Galaad, a que fuera a ungir a Jehú, que era jefe militar. Miremos como lo cuenta la Escritura:

Unge a Jehú, y con ello extermina la herencia maldita por Dios

Al llegar, [Ramot de Galaad] encontró a los jefes del ejército que estaban reunidos, y dijo: «Tengo un mensaje para ti, jefe». «¿Para quién de nosotros?», preguntó Jehú. El respondió: «Para ti, jefe».

Jehú se levantó y entró en la casa. Entonces el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo: «Así habla el Señor, el Dios de Israel: Yo te he ungido rey del pueblo del Señor, de Israel. Tú acabarás con la familia de Ajab, tu señor, y yo vengaré la sangre de mis servidores los profetas y la sangre de todos los servidores del Señor derramada por la mano de Jezabel. (…) En cuanto a Jezabel, los perros la devorarán en la parcela de Izreel, y nadie la sepultará». En seguida abrió la puerta y escapó.

Cuando Jehú salió a reunirse con los oficiales de su señor, le preguntaron: «¿Hay alguna novedad? ¿Para qué vino a verte ese exaltado?». El les respondió: «Ustedes conocen a ese hombre y su centinela. Ellos dijeron: «No es cierto. Explícanos qué pasa». Entonces él les replicó: «Esto es todo lo que me dijo: Así habla el Señor: Yo te he ungido rey de Israel».

Inmediatamente, ellos tomaron cada uno su manto y los tendieron a sus pies, encima de las gradas. Luego tocaron la trompeta y gritaron: «¡Jehú es rey!»” (2 Libro de los Reyes 9, 5-13.

Profeta y taumaturgo

Los reyes de Israel constataron pues que en él vivía Elías. Cuando estaba muriendo fue visitado por el rey Joás, quien se echó llorando sobre él mientras le decía: “Padre mío, Padre mío, Carro de Israel y su caballería”.

Hasta en ese transe de muerte, Eliseo siguió favoreciendo a su rey Joás, que estaba en guerra contra Aram:

Eliseo le dijo [a Joás]: «Toma un arco y unas flechas». El tomó un arco y unas flechas,

Eliseo dijo al rey de Israel: «Tiende el arco». El lo tendió; Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey, y dijo: «Abre la ventana que da hacia el este». El la abrió, y Eliseo dijo: «¡Tira!». Cuando el rey tiró, Eliseo dijo: «¡Flecha de victoria para el Señor! ¡Flecha de victoria contra Aram! Tú derrotarás a Aram en Afec hasta el exterminio».

Luego dijo Eliseo: «Toma las flechas». El las tomó, y Eliseo dijo al rey de Israel: «¡Lánzalas contra la tierra! El las lanzó tres veces y se detuvo.

El hombre de Dios se irritó contra él y le dijo: «Si hubieras golpeado cinco o seis veces, habrías derrotado a Aram hasta el exterminio; pero ahora, no derrotarás a Aram más que tres veces»” (2 Reyes 13, 15-19).

Eliseo no solo hacía muchos milagros en vida, sino que sus propios huesos obraban milagros. Cuenta la Escritura que habían bandas que incursionaban en la región donde fue enterrado Eliseo. “Una vez, unos que estaban enterrando a un hombre, al divisar a una de esa bandas, arrojaron al muerto en la tumba de Eliseo y se fueron. Y apenas el muerto tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso de pie”.

Los discípulos reunidos en torno de él son llamados de “hijos de los profetas”.

Con información de Carmelnet.org y de Catholic.net

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