jueves, 28 de marzo de 2024
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Acuerdo China-Vaticano: ¿se acerca el break down?

La santa sede ha denunciado el acuerdo, por el nombramiento de un obispo en una diócesis inexistente.

Obispo chino

Foto: AsiaNews

Redacción (28/11/2022 12:21, Gaudium Press) No se conocen los términos exactos del acuerdo Sino-Vaticano para el nombramiento de obispos, pero si las cosas siguen como van se van a terminar conociendo, al menos en su esencia.

El polémico acuerdo, suscrito en el 2018 y ya renovado dos veces, ha sido denunciado aunque no de manera definitiva por el Vaticano.

Esto, porque según comunicación de la Santa Sede, se ha constatado con “sorpresa y pesar” la noticia de una “ceremonia de investidura” habida el pasado 24 de este mes, de un “obispo auxiliar de Jiangxi”, diócesis esta no reconocida por la Santa Sede.

El obispo en cuestión es Mons. John Peng Weizhao, obispo válidamente ordenado por indicación de la Santa Sede y de forma clandestina, en abril de 2014 para la diócesis de Yujiang. Luego él estuvo bajo arresto por parte del gobierno local de mayo a noviembre de 2014 – por tanto por seis meses – para ser luego liberado pero siempre bajo el ojo amenazante de las autoridades comunistas. Y ahora aparece en ceremonia orquestada por entidades civiles, asumiendo un obispado auxiliar de una diócesis inexistente.

Según afirma AsiaNews en la ceremonia estuvieron presentes 200 personas, y esta estuvo presidida por el Obispo de Nanchang, Mons. John Baptist Li Suguang, que funge como vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de China, que tampoco es reconocida por el Vaticano.

Dice la nota Vaticana sobre la materia que el reconocimiento civil al obispo Peng Weizhao como obispo auxiliar de Jiangxi, fue precedido “por una presión prolongada y fuerte de las autoridades locales”, se entiende presión particularmente hacia Mons. Peng Weizhao.

La presión se torna evidente cuando se conoce, vía AsiaNews, que el obispo Peng, en el juramento que tuvo que leer, promete adherirse al principio de las Iglesias independiente y autónomas (autónomas de toda ‘injerencia’ extranjera) y “conducir al catolicismo para que se adapte a la sociedad socialista”, según publica el site chinacatolic.cn, que es el sitio web de los organismos católicos controlados por el Partido Comunista Chino.

Es claro que para la Iglesia el obispo Peng no puede regir una jurisdicción inexistente, aunque no se sabe a ciencia cierta si la Santa Sede aceptó el hecho consumado de la ‘nueva’ diócesis de Jiangxi, pues el comunicado vaticano dice que se “aguarda” las explicaciones de los chinos.

Sí se supo que el prelado había dejado de gobernar la diócesis de Yiujiang, pues el pasado 22 de septiembre él había informado al clero “que había dimitido como obispo de Yujiang y había aceptado el plan del gobierno de integrar todas las diócesis en la única diócesis de Jiangxi”, según reporta Asia News. ¿Esa dimisión fue presentada ante la Santa Sede o solo ante las autoridades chinas? Según el acuerdo Chino-Vaticano ¿quién acepta esas dimisiones y cuál es el protocolo que se debe seguir para que sean efectivas?

El caso de Mons. Peng recuerda, porque es casi calcado, lo ocurrido en la diócesis de Mindong, Fujian, diócesis también con un obispo clandestino, Mons. Guo Xijin, que fue presionado a aceptar el ministerio de obispo auxiliar. “Pero pocos meses después debió renunciar a su ministerio episcopal, al descubrir que había escasa libertad de movimiento bajo las nuevas condiciones”, expresa Asia News.

En fin, obispos que pasar a regir diócesis inexistentes, presionados, que son obligados a jurar independencia (¿de Roma?) y a seguir los postulados de la efectiva maquinaria comunista. No son esos buenos argumentos para defender un más que cuestionado acuerdo, aún desconocido en sus términos.

No existen antecedentes históricos de una situación como esa de la Iglesia en China, porque si bien en tiempos idos el sistema de patronato funcionó en algunas monarquías de Occidente, estas no obligaban a los obispos a creer en algo, o no creer en otro en materia de doctrina. Y si bien monarcas como el español gozaron del privilegio de fijar y modificar límites de diócesis, el establecimiento definitivo de una nueva jurisdicción era potestad de la Santa Sede.

Algunos observadores ya hablan de un sistema de anti-patronato comunista.

A continuación la nota de la Santa Sede sobre el particular:

La Santa Sede ha tomado nota con sorpresa y pesar de la noticia de la «ceremonia de investidura», que tuvo lugar el 24 c.m. en Nanchang, de S.E. Mons. John Peng Weizhao, obispo de Yujiang (provincia de Jiangxi), como «obispo auxiliar de Jiangxi», diócesis no reconocida por la Santa Sede.

Este evento, de hecho, no se produjo de acuerdo con el espíritu de diálogo existente entre el Vaticano y la parte china y lo estipulado en el Acuerdo Provisional sobre el Nombramiento de Obispos, el 22 de septiembre de 2018.

Además, el reconocimiento civil del obispo Peng habría sido precedido por una larga y fuerte presión de las autoridades locales.

La Santa Sede espera que tales episodios no se repitan, aguarda las oportunas comunicaciones de las Autoridades y reafirma su plena disposición a continuar el diálogo respetuoso sobre todas las cuestiones de interés común.

Con información de Infocatolica  y Asia News

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