viernes, 19 de abril de 2024
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Rupnik, los obispos eslovenos y Santo Tomás de Aquino

¿Es posible estigmatizar los pecados del artista, y ‘echarle agua bendita’ sin más a la obra del mismo?

Obra

Foto: Giovanna60 Italian Wikipedia GNU Free Documentation License

Redacción (27/12/2022 10:59, Gaudium Press) A respecto de los hechos deplorables protagonizados por el P. Rupnik, SJ, sacerdote jesuita esloveno y artista renombrado, los obispos de su país han publicado un comunicado de prensa con fecha de 21 de diciembre de 2022, a fin de condenar con firmeza los excesos lujuriosos del presbítero, que incluyen atropellos cometidos contra mujeres consagradas.

El P. Rupnik, según cuánto aseguran los obispos eslovenos, usó su ministerio sacerdotal para hacer lo opuesto a la finalidad que éste se propone, a saber, santificar las almas. Más bien, usó de su autoridad moral para persuadir a personas a cometer graves acciones, violando la sacralidad del voto de castidad de modo deplorable, con acentos blasfemos, según las informaciones que circulan.

La actitud de los Obispos eslovenos es sin duda laudable. Se han posicionado a favor de la verdad, han mostrado su solidaridad a las víctimas y han execrado las transgresiones del religioso. Sin embargo, al final del comunicado, se hace una mención a la obra artística de P. Rupnik –puesta también en cuestión por muchos fieles a la luz de la conducta del sacerdote-artista– que merece análisis.

Afirman los Obispos que “conocimos al P. Rupnik como un artista destacado y un líder espiritual perspicaz que marcó muchas vidas personales y comunidades y creó muchas obras de arte y literatura espiritual. Entendemos que muchos de vosotros estéis dolidos por esta noticia y que os preguntéis si es necesario tirarlo todo por la borda. Les pedimos que distingan entre sus inadmisibles y reprobables acciones y el resto de su extraordinaria obra espiritual-artística, que fue creada en mosaicos y en otros campos”.

A veces se dice popularmente ser necesario distinguir el pecado del pecador. Esto se afirma a fin de incentivar la práctica de la virtud de la misericordia. Pero, en este caso, ¿es posible distinguir al artista del transgresor? A la luz de la filosofía tomista la cosa se complica.

El motivo es sencillo, y está en el Génesis: “creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya” (Gn 1, 27). ¿Qué significa el hecho de crear a imagen de sí mismo? La Teología nos explica que la creación canta la gloria de Dios porque de alguna forma expresa su magnificencia y su sabiduría. Hay una continuidad armónica e inseparable entre el ser de Dios y la obra de Dios, que no es su Ser, pero sí de algún modo, por vía de analogía, lo manifiesta.

Este mismo principio bíblico fue enunciado por Santo Tomás, tomando como inspiración la tradición filosófica clásica: omne agens agit sibi simile (SCG L 2 c. 24 n. 3), o sea todo agente actúa de forma semejante a lo que es. Aplicado a nuestro caso se podría decir que todo artista en su obra de arte plasma una semejanza de su propio ser.

Si Dios hace ver su belleza y su sabiduría en la obra de la creación, es porque Él, de forma absoluta y plena, es la Belleza y la Sabiduría. ¿Cómo entonces pretender, en lo referente al arte del religioso inobservante, que haya una total excepción? Teniendo como referente esta doctrina de Santo Tomás, es forzoso afirmar que en sus obras de arte el P. Rupnik debe haber plasmado el reflejo de su ser, de su personalidad, que ahora se nos revela modelada no sólo por luces, sino por sombras lóbregas.

El hombre tiende a la coherencia interna, a la unidad entre su voluntad, su entendimiento y sensibilidad. Y también las obras del hombre tienden a la coherencia con el ser del hombre. Por eso no es posible estigmatizar los pecados del artista y ‘echarle agua bendita’ sin más a la obra del mismo. La cosa es más matizada y los diversos elementos hay que ‘analizarlos con lupa’ y ‘cogerlos con pinzas’, en este caso.

Por Ricardo González

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