viernes, 29 de marzo de 2024
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A la Virgen, en tiempos de calamidad

Redacción (Domingo, 19-04-2020, Gaudium Press)

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A la Virgen, en tiempos de calamidad

Podrá yacer todo en la penumbra, pero aún queda vuestra luz, Señora;
más brillante que todo el fuego, es pequeño a su calor el universo entero.
Y cuando no haya más esperanza, está la cristalina vuestra,
que atrajo a un Dios a la tierra, por vuestros labios con su verso.

Y cuando ya nada nos brinde el tan ansiado consuelo, solo una de vuestras miradas,
restaura como el milagro, es el más fino ungüento,
calma nuestras heridas con su suave terciopelo.

Y cuando la angustia fruto del caos, ahogue los divinos anhelos,
está el arrullo de vuestros vocablos, su inocencia, la restauración de sus deseos.

Verbo puro que moldeó a San Juan, poesía límpida que acogió a San Pedro, prosa cándida que no olvidó a Tomás, conmovéis los corazones aún siendo de frío hierro.

Sois el materno verbo humano que generó al Verbo encarnado.

Eres fuente de piedad; ofrecéis el perdón hasta al mismo Judas,
que tuvo su final pecado, cuando rechazó vuestra bondad.

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Y cuando la personal miseria sea nuestra única sensación,
y cuando al mirar la tiznada alma lleguemos hasta la propia náusea,
no existirá nunca razón para la angustiada desesperación:
Permanece allí sin que la alcance, pero sin rechazar la lama,
la exquisita colina alba de vuestra delicada bondad.
Esa que no repugna ni el lodo, cuando se viste de humillación.
Monte sagrado que perdonó al buen ladrón,
Sierra azul donde tuvo refugio Longinus,
ereis Meseta de Damasco que recibió al cruel de Tarso,
dando a luz luminoso y humilde, al puro y fuerte Pablo.

Amarillo topacio, curáis la oscura gangrena.
Rubí de rojo malva, ordenáis nuestra conciencia.
Esmeralda de fino prado, costa de dorada arena;
Brillante de cariñoso rosado, ilustradnos con vuestra ciencia.
Zafiro de azul profundo, purificad nuestra miseria.
Nacarada Perla de Dios, cálida Aguamarina del Creador:
mientras existáis Vos, jamás triunfará el horror.

Y del fango surgirá el lirio,
el santuario recobrará su brillo,
todo está escrito en el libro,
vuestro Inmaculado Corazón triunfará,
y el dominio del maligno… finalmente cesará. (SCM)

 

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