María Troncatti, la religiosa enfermera que curó almas durante epidemias

La misionera salesiana mientras curaba heridas del cuerpo, evangelizaba para sanar corazones. 

La beata María Troncatti comenzó con un botiquín, luego un consultorio y más adelante fundó un hospital / Foto: ANS.

Redacción (22/05/2020 10:42, Gaudium Press) A propósito de la Novena Mundial a María Auxiliadora, que comenzó el pasado 15 de mayo por iniciativa de la Familia Salesiana, en preparación a la fiesta de la Virgen “Auxilio de los Cristianos”, se ha destacado el testimonio de la Beata María Troncatti, religiosa salesiana y enfermera que curó almas durante las epidemias. 

“El testimonio de la Beata María Troncatti, Hija de María Auxiliadora, es la expresión de una auténtica maternidad para todos aquellos que recurren a ella heridos en el cuerpo y en el espíritu”, expresó el Padre Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos, al introducir el séptimo día de la novena a Nuestra Señora. 

Misionera en Ecuador

María nació en Cortegno Goli, provincia italiana de Brescia, el 16 de febrero de 1883. A través del Bolettino Salesiano conoció la labor misionera realizada por los hijos y las hijas de San Juan Bosco, y opta por la vida religiosa dentro de las Hijas de María Auxiliadora emitiendo la primera profesión en 1908.

Adelantó estudios en asistencia sanitaria durante la primera guerra mundial, sirviendo como enfermera, y en 1922 es destinada como misionera a Ecuador, donde comienza una gran labor de evangelización con los indígenas en Méndez, ganándose la confianza de la tribu Shuar.

Luego se establece en Macas, poblado de colonos rodeado por las habitaciones de los Shuar.

Allí prestó su servicio como enfermera curando el cuerpo, pero sobre todo como catequista y evangelizadora, sanando almas.

Espíritu heroico en las epidemias

De ella destacan su labor durante las epidemias, tan frecuentes en las comunidades indígenas. Este testimonio lo detallan en el video de la Novena a María Auxiliadora:

“Su espíritu heroico brilla especialmente durante las epidemias, que representan un grave peligro para la gente de la selva. El sarampión, la viruela, el cólera, se repiten como un doloroso rosario, arrastrando una profesión de muerte, enfermedad y sufrimiento”.

“En todas estas emergencias, la hermana María está siempre presente, generosa e incansable”.

La hermana María comenzó con un pequeño botiquín, luego un consultorio y más adelante funda un hospital, donde además de sanar el cuerpo, traía alivio a las almas; mientras curaba, evangelizaba. 

“Con paciencia maternal escuchaba, fomentaba la comunión en el pueblo y educaba a los nativos y colonos en el perdón”, indican.

Su fuente de trabajo era Nuestro Señor Jesús y María Santísima, que la sostenían en sus fatigas. La beata solía decir: 

“Una mirada al crucifijo me da vida y valor para trabajar”. 

Falleció el 25 de agosto de 1969 en un trágico accidente aéreo ofreciendo su vida por la reconciliación entre los colonos y nativos. Fue beatificada el 25 de noviembre de 2012.

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Con información de ANS.