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Era la segunda vez que el Papa meditaba con peregrinos un domingo en la ventana del Palacio Apostólico, desde que empezó el confinamiento por la pandemia.
Redacción (08/06/2020 10:27, Gaudium Press) En el Ángelus de ayer, pues retomado el tiempo litúrgico ordinario el Papa deja de rezar el Regina Coeli y vuelve a rezar el Ángelus, Francisco meditó la lectura evangélica del día, en la que Jesús – en breve diálogo con Nicodemo – expresa que su venida al mundo es el acto por excelencia por el cual Dios manifiesta su amor a los hombres. Era la segunda vez que el Papa meditaba con peregrinos un domingo en la ventana del Palacio Apostólico, desde que empezó el confinamiento por la pandemia. La Iglesia celebró ayer el domingo de la Santísima Trinidad.
Hay que acoger a Dios-Amor que se entrega a los hombres en Jesús de Nazaret
Dice la lectura: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios” (Jn 3, 16-18).
La fe – explicó el Papa – es “acoger a Dios-Amor, acoger este Dios-Amor que se entrega en Cristo”, “dejarnos encontrar por Él y confiar en Él”. “Esta es la vida cristiana”.
“‘Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único’ (v. 16). Estas palabras indican que la acción de las tres Personas divinas – Padre, Hijo y Espíritu Santo – es todo un plan de amor que salva a la humanidad y al mundo, es un diseño de salvación para nosotros”, expresó el Pontífice.
Dios Padre entregó a ese mundo su más precioso don:
“Dios Padre ama tanto al mundo que, para salvarlo, da lo más precioso que tiene: su único Hijo, que da su vida por la humanidad, resucita, vuelve al Padre y, junto con Él, envía el Espíritu Santo. La Trinidad es por lo tanto Amor, amor completamente al servicio del mundo, al que quiere salvar y reconstruir”.
La Belleza de Dios se hace más cercana con el envío de Cristo
El Papa Francisco invitó en esta fiesta de la Santísima Trinidad, a dejarse fascinar por la belleza de ese Dios amoroso:
“Queridos hermanos y hermanas, la fiesta de hoy nos invita a dejarnos fascinar una vez más por la belleza de Dios; belleza, bondad e inagotable verdad. Pero también belleza, bondad y verdad humilde, cercana, que se hizo carne para entrar en nuestra vida, en nuestra historia, en mi historia, en la historia de cada uno de nosotros, para que cada hombre y mujer pueda encontrarla y obtener la vida eterna”.
Y concluyó su meditación, pidiendo a la Madre de Dios que Ella, “morada de la Trinidad”, “nos ayude a acoger con un corazón abierto el amor de Dios, que nos llena de alegría y da sentido a nuestro camino en este mundo, orientándolo siempre hacia la meta que es el Cielo”.
Con información de Vatican News
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