jueves, 28 de marzo de 2024
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Vida inocente y muerte heroica del niño Guatemalteco Gerardo Valdizán Potrán

Redacción (Martes, 22-01-2019, Gaudium Press) Nace en la ciudad de Guatemala el 15 de febrero de 1950 y muere en Quetzaltenango el 12 de julio de 1959, con 9 años.

Conversando con su hermana D. Olga Valdizán y viendo varios recortes de la prensa de Quetzaltenango de ese entonces, tanto del diario Ya y el semanario Cumbres, nos enteramos de la vida admirable de éste niño, que dio su vida para conservar su inocencia y pureza.

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El caso es el siguiente: estando Gerardo estudiando su tercer año de primaria en el Liceo Guatemala en Quetzaltenango, regentado por los Padres Salesianos, salió de las instalaciones junto con un compañero, en sus bicicletas, y fue interceptado por un fulano de 25 años quien le invitó a seguirle porque le iba a mostrar unas fotos.

Él, que no le conocía rechazó la invitación, pero el desconocido tomó la dirección de la bicicleta por la fuerza y le obligó a seguirle, y llegando a un departamento, lo introdujo a la fuerza con diabólicas intenciones.

En medio a la tensión, su compañero pidió ayuda, los vecinos se alarmaron y fueron hasta el departamento para rescatar a Gerardo, quien desde adentro sollozaba diciendo: San Juan Bosco sálvame, Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío, según relataron los vecinos.

Adentro el agresor quiso abusar de Gerardo, quien se resistía con vigor. El energúmeno le infringió varios machetazos en su cabeza; en uno de ellos él se cubrió con su mano y el golpe le voló sus dedos. Sangraba, pero no cedía.

La gente tumbó la puerta y encontró a Gerardo sereno, chorreando sangre, con su mano en su cabeza, debajo de la cama y el asesino corrompido cerca. Lo llevaron rápidamente al hospital y el abusador quedó detenido. Gerardo lo primero que pidió fue un confesor, llegó el sacerdote, le perdonó y ahí exclamó: ahora puedo morir tranquilo.

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A pesar de haber hecho todos los esfuerzos médicos, murió en la capital adonde fue transportado en una avioneta.

Sus compañeros certifican que era un niño alegre, platicador y un carácter a toda prueba. Lo llamaban el «misionero» porque siempre quiso ser misionero y servir a Dios en tierras lejanas, y llevaba una cruz colgada a su cuello, como lo hacen los que evangelizan. Admiraba a Santo Domingo Savio y la frase célebre de él lo impresionaba mucho: preferible morir a pecar. Y eso lo realizó, optó por la muerte antes que ofender a Dios.

Narra el folleto «El héroe de Xelajú» que Mons. Luis Manresa, Obispo de Quetzaltenango, cuando celebraba la Misa en honra de Santo Domingo Savio, en 1959 en el Liceo Guatemala, hizo un elocuente paralelo entre el heroísmo de Domingo y Gerardo.
Y el Canónigo de la Catedral de Burgos, D. Maximino Valdizán, tío de Gerardo, escribe: América ganó un héroe de la pureza con fulgores de martirio.

Qué gran ejemplo para nuestros días en que vivimos una sexomanía, una manía desordenada del sexo. Hoy es moda lo que llaman los jóvenes el «sixtín» costumbre inmoral en la que comúnmente adolescentes comparte fotos impúdicas vía internet. Ya Nuestra Señora decía en Fátima a los pastorcitos: los pecados que más almas llevan al infierno son los de la carne, la impureza.

Gerardo, niño héroe y con pasta de mártir, que tu espíritu sea como la estrella de Belén que nos lleve a Maria y Jesús, que son la Pureza con mayúscula encarnada, para ser alegres como tú, porque la impureza y el pecado entristecen y la virtud de la pureza da felicidad, por eso en una de las bienaventuranzas Nuestro Señor dice: Bienaventurados los puros porque verán a Dios, en ésta tierra, o sea verán los reflejos de Dios en nuestro entorno.

¡Gerardo tan serio, decidido, alegre y puro, resucita que haces falta!

Por Gustavo Ponce

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Bibliografía
Diario YA, n. 75, 11 de septiembre de 1960.
Semanario Cumbres, n.449, 20 de octubre de 1962

 

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