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Sídney (Martes, 17-09-2019, Gaudium Press) El Cardenal George Pell, Prefecto emérito de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, presentó oficialmente la solicitud de apelación ante la Corte Suprema de Australia, en el último recurso legal para defender su inocencia ante la justicia civil. La oportunidad es, sin embargo, incierta, ya que la Corte podría rechazar estudiar el caso si no identifica su importancia nacional en un punto relevante para la ley o su interés para la administración de justicia.
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| Cardenal George Pell, Prefecto emérito de la Secretaría de Economía de la Santa Sede. Foto: Kerry Myers |
El argumento de la defensa del prelado, reconocido como suficiente por diversos analistas pero que no ha sido tenido en cuenta en dos instancias anteriores es la duda razonable. El testimonio de la única víctima que ha denunciado al prelado presenta diversas contradicciones y limitaciones y uno de los jueces de la Corte de Apelaciones del estado de Victoria reconoció que el testimonio es «totalmente inverosímil y poco convincente» (ver noticia anterior). Sin embargo, la confianza que el sistema legal pone en las decisiones tomadas por un jurado, evidenció una confianza, para algunos inexplicable, en la veracidad de la denuncia.
Si la Corte Suprema decide escuchar la apelación probablemente designará un panel de hasta tres jueces. Los magistrados podrán escuchar los argumentos directamente o podrán analizar los testimonios por escrito. En cualquier caso, los analistas locales indican que la Corte no estudiaría el caso en 2019, por lo cual el Cardenal deberá permanecer en prisión el resto del año en espera de la decisión de la Corte.
Además de la investigación civil, el Cardenal Pell enfrenta una investigación eclesiástica en el Vaticano. Esta investigación podría producir una condena en la cual el purpurado podría perder su dignidad de Cardenal o incluso su ministerio sacerdotal o, por el contrario, producir la inusual situación de comprobar su inocencia ante la Iglesia mientras las autoridades civiles mantengan una sentencia condenatoria. Esta alternativa coincidiría con numerosas voces que identifican el caso del Cardenal Pell con una instancia de persecución por parte del poder civil.
Con información de Crux.
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