martes, 23 de abril de 2024
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Canonización de la Hermana Dulce: entienda como será

Salvador (Jueves, 10-10-2019, Gaudium Press) Maria Rita Lopes Pontes, desde que abrazó la vida religiosa, pasó a llamarse Dulce.

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Por su acción entre los más necesitados, se le dio un apelativo: Ella se tornó conocida como el Ángel Bueno de Bahía [NdT. Bahía: estado del Brasil].

Ahora, después del próximo domingo, a su nombre será agregado un nuevo título y ella pasara a ser llamada de Santa Hermana Dulce. Pero va continuar siendo el Ángel Bueno de Bahía o, si quieren, el Ángel Bueno del Brasil.

De hecho, el próximo domingo, 13 de octubre, día de Nuestra Señora de Fátima, la religiosa bahiana Hermana Dulce, será canonizada por el Papa Francisco durante una misa en la Plaza San Pedro, en Roma.

Por su vida virtuosa, llena de buenos ejemplos y testimonios católicos, por causa de su amor al prójimo por amor de Dios, la Iglesia, analizando su vida, podrá indicar a la Hermana Dulce como modelo, ejemplo y paradigma para todos. Su vida podrá ser imitada por los católicos y en nuestras necesidades ella puede «interceder» junto a Dios por todos.

Como se sabe, los católicos rezan a un santo, piden su intercesión junto a Dios.

Además de poder pedir públicamente la intercesión de los santos la Iglesia permite que esas personas sean consideradas «modelos» de vida y admiradas con devoción.

Desde los primeros tiempos del Cristianismo fue así. En aquel período histórico, sobre todo los mártires eran considerados santos.

Los santos eran reconocidos como tal principalmente por aclamación popular. Sin embargo, ya en el primer milenio, eran los obispos locales que declaraban la santidad de una persona. Ellos simplemente acataban y reconocían la buena fama de alguien.

Más rigor

Con el tiempo, se percibió que era preciso más rigor en el análisis con testimonios y estudios de la vida de alguien que la «voz del pueblo fiel» aclamaba como siendo santo.

Fue en el siglo XII, en la Edad Media, que las decisiones se concentraron en las manos del Papa. Y más tarde fueron creadas secciones en el Vaticano con la misión de analizar todo de un candidato para el cual se deseaba la canonización.

Hoy, quien hace eso es la Congregación para la Causa de los Santos. Ese dicasterio estudia la vida de los «candidatos» y los presenta al Papa, que, a su vez, los reconoce.

La misa de canonización resume todo ese proceso en un único rito.

Cómo será el ritual de canonización

Conforme explica el Arzobispo de San Salvador de Bahía, Mons. Murilo Krieger, después que la vida de los santos es estudiada y los milagros por su intercesión son constatados, «ellos están en condiciones de ser declarados santos».

«El Papa declarará que ellos son santos y será autorizado que ellos sean venerados como tales.

Es normal que, en ese momento, los presentes, a medida en que el nombre del santo que los llevó a Roma sea citado, aclamen la noticia con gran entusiasmo», dice Mons. Murilo Krieger. Recordemos que el próximo domingo el Papa canonizará varios santos.

Cómo será la canonización de domingo

La misa del ritual de canonización se inicia con un canto y, luego el Papa abre la celebración.

En seguida, hay un canto de «invocación del Espíritu Santo» con la finalidad de pedir a Dios que ayude al Papa a tomar una decisión acertada.

Dentro del ritual, el cardenal prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Mons. Angelo Becciu, «presenta» al Papa los nuevos santos leyendo una pequeña biografía de cada uno.

Después viene el canto de una «letanía» en la cual la Iglesia invoca la intercesión de todos los santos. Una vez más, la idea es pedir que todos ellos ayuden al Papa a tomar la decisión más correcta.

Finalmente viene la «fórmula de la canonización». Después que el Papa lee ese texto en latín, ellos pasan a ser reconocidos oficialmente como Santos por la Iglesia en todo el mundo.

La fórmula

Esta es la fórmula usada por el Papa en el ápice de la canonización:

«En honra de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y para incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de reflexionar por mucho tiempo, haber invocado la ayuda divina y oído la opinión de muchos Hermanos en el Episcopado, declaramos y definimos Santos los beatos [son citados, entonces los nombres de los nuevos santos] y los inscribimos en el registro de los santos, estableciendo que en toda la Iglesia ellos sean devotamente honrados entre los santos. En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».

Júbilo y acción de gracias

En seguida, hay un canto de conmemoración para celebrar la canonización y agradecer a Dios.

El cardenal prefecto agradece al Papa por la decisión y pide que él redacte una «carta apostólica» como un documento que formaliza la canonización.

A partir de ese punto, la misa continúa normalmente, como una misa común de domingo: con lecturas de la Biblia, la homilía del Papa, la consagración del pan y el vino, y la comunión.

Es común, en el Vaticano, que luego después de la misa el Papa rece la tradicional oración del Ángelus, en la Plaza de San Pedro.

Las imágenes de los nuevos santos permanecen expuestas en la Plaza de San Pedro desde el inicio de la misa – diferentemente de la «beatificación», cuando la imagen o foto oficial es revelada solo durante la misa.
(JSG)

 

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