Cardenal Arzobispo de Karachi hizo un balance de la situación de persecución en Pakistán y el mundo

Karachi (Miércoles, 30-10-2019, Gaudium Press) El Cardenal Joseph Coutts, Arzobispo de Karachi, Pakistán, fue el encargado de redactar el prefacio del reciente informe «¿Perseguidos y Olvidados?» de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ver noticia anterior). El purpurado refirió la difícil situación de los cristianos en su país y recordó la inevitabilidad de la persecución a los creyentes, profetizada por Cristo mismo a sus discípulos.

Cardenal Joseph Coutts, Arzobispo de Karachi, Pakistán. Foto: Sala de Prensa Santa Sede.

«Es un hecho establecido que la religión más perseguida en el mundo de hoy es el cristianismo, aunque muchas personas no lo saben», comentó el Cardenal al introducir el informe y elogiar la labor de AIN en apoyo de los cristianos perseguidos. «La persecución de una religión puede tomar muchas formas. Podría ser como los ataques brutales directos»llevados a cabo por Daesh (ISIS) en Irak y Siria contra cristianos y yazidíes, o podría tomar formas más sutiles como discriminación, amenazas, extorsión, secuestro y conversión forzada, negando los derechos o restringiendo la libertad».

Para el caso de Pakistán, «hemos enfrentado a todo lo anterior a lo largo de los años», lamentó el Card. Coutts. A pesar de que la Constitución reconoce la libertad religiosa y se permite a los creyentes practicar la fe tanto en el culto como en el servicio, «existen prejuicios profundamente arraigados y percepciones negativas sobre los no musulmanes en nuestra sociedad». Estos prejuicios son empleados por los motivadores del odio para generar hechos de violencia en contra de los cristianos.

«Esto es lo que sucedió en 1997 cuando una gran multitud, alimentada por el rumor de que el sagrado Corán había sido profanado por un cristiano, fue incitada a atacar una gran aldea cristiana llamada Shantinagar (Poblado de Paz)», recordó el purpurado. «Afortunadamente, los cristianos huyeron para salvar sus vidas, dejando que la muchedumbre destruyera iglesias y casas». El crecimiento de grupos extremistas en las últimas décadas ha generado nuevos hechos de violencia como el trágico tiroteo de Bahawalpur en 2001 que causó 15 muertes y docenas de heridos. Otros ataques imitaron esta masacre, siendo el más grave el atentado suicida al templo de Todos los Santos en Peshawar en 2003, que causó 150 muertos y cerca de 300 heridos.

Los ataques se han reducido gracias a una atenta vigilancia de las autoridades, que responden a los llamados de los creyentes para proteger los lugares de culto. «Pero los grupos militantes se han vuelto difíciles de controlar, dejándonos en un estado de tensión constante, sabiendo en el fondo de nuestras mentes que en algún momento va a haber otro ataque en cualquier lugar», refirió el Arzobispo. «Cuándo o dónde es lo que nadie sabe».

«Las palabras de Jesús a sus discípulos están ahí para recordarnos lo que sus seguidores deben esperar: ‘Si me persiguieron, también los perseguirán a ustedes'», concluyó el Cardenal. » Unimos nuestros sufrimientos con aquellos que sufren más que nosotros y encontramos inspiración en las palabras del apóstol Pablo: «Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo».

Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada.