sábado, 20 de abril de 2024
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Papa: la sociedad es "civil" si combate la "cultura del descarte"

Ciudad del Vaticano (Viernes, 30-01-2020, Gaudium Press) Ayer jueves, 30 de enero, el Papa Francisco recibió en audiencia, en la Sala Clementina, en el Vaticano, a los participantes de la asamblea plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

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Las palabras del Pontífice fueron dedicadas al cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, además de la urgencia de «convertir la mirada del corazón» a la luz de la compasión. Francisco destacó que ha visitado los asilos, donde la «terapia de la dignidad» es practicada y exhortó a proseguir con firmeza el estudio en relación a la revisión de las normas sobre delicta graviora, contenidas en el Motu proprio «Sacramentorum sanctitatis tutela», de Juan Pablo II, para seguir en la estrada de la transparencia y el respeto de la dignidad de los menores.

El Pontífice agradeció el trabajo desarrollado al servicio de la Iglesia en la promoción y tutela de la integridad de la doctrina cristiana.

El Papa describió el concepto de doctrina como siendo una «realidad dinámica» y se resume «en un rostro, un cuerpo y un nombre: Jesucristo Resucitado»: «Gracias al Señor Resucitado, la fe se abre al prójimo y sus necesidades, de aquellas menores hasta las mayores. Por eso, la transmisión de la fe exige que se considere su destinatario, que se le conozca y se lo ame efectivamente.»

Preciosidad de la vida humana

El Papa Francisco entonces discurrió sobre el contexto sociocultural vivido actualmente con el enaltecimiento de la «eficiencia y utilidad» de la vida humana y la «pérdida de los valores auténticos» en detrimento a los «deberes imperativos de la solidaridad y la fraternidad» que hacen la vida preciosa.

El Pontífice explicó: «En realidad, una sociedad merece la calificación de ‘civil’ si desarrolla los anticuerpos contra la cultura del descarte; si reconoce el valor intangible de la vida humana; si la solidaridad es efectivamente practicada y protegida como fundamento de la convivencia. Cuando la enfermedad golpea la puerta de nuestra vida, aflora siempre más en nosotros la necesidad de tener próximo alguien que nos mire a los ojos, que nos tome la mano, que manifieste su ternura y cuide de nosotros, como el Buen Samaritano de la parábola evangélica (Mensaje para XXVIII Día Mundial del Enfermo, 11/02/2020).»

La cura de los enfermos

El Papa entonces recordó cuánto es importante la compasión, y la presencia de un buen samaritano. Una «plataforma humana de relaciones», que abren a la esperanza, bálsamo para calmar el «malestar emotivo» y la «angustia espiritual»: «No abandonar jamás a nadie», subrayó Francisco, «en presencia de males incurables. La vida humana, debido a su destino eterno, conserva todo su valor y toda su dignidad en cualquier condición, inclusive de precariedad y fragilidad, y, como tal, es siempre digna de la máxima consideración».

Enfermos en fase crítica y terminal

«El tema del cuidado de los enfermos, en las fases críticas y terminales de la vida, convoca la tarea de la Iglesia de reescribir la ‘gramática’ del asumir y del cuidar de la persona que sufre. El ejemplo del buen samaritano enseña que es necesario convertir la mirada del corazón porque, muchas veces, quien mira no ve. ¿Por qué? Porque falta la compasión. Sin la compasión, quien mira no se siente envuelto en aquello que observa y pasa más allá; al contrario, quien tiene el corazón compasivo es tocado y envuelto, se detiene y cuida.»

Asilos Católicos, una terapia de la dignidad

«Quien, en el camino de la vida, encendió también apenas una llama en la hora oscura de alguien no vivió en vano». Esta frase de Santa Teresa de Calcuta fue citada por Francisco para diseñar «el estilo de la proximidad y el compartir», «tornando más humano el morir».

Una tarea importante que hoy realizan los asilos

«A ese propósito, -dijo Francisco- pienso cuánto bien hacen los asilos para los cuidados paliativos, donde los enfermos terminales son acompañados con un calificado apoyo médico, psicológico y espiritual, para que puedan vivir con dignidad, confortados de la proximidad de las personas queridas, la fase final de su vida terrena. Deseo que tales centros continúen siendo lugares en los cuales se practiquen con empeño la ‘terapia de la dignidad’, alimentando así el amor y el respeto por la vida.»

Delicta Graviora: Rigor y Transparencia

El Pontífice mostró aprecio por el estudio iniciado sobre la revisión de las normas sobre los delicta graviora, contenidas en el Motu proprio «Sacramentorum sanctitatis tutela», de San Juan Pablo II.

«Exhorto a ustedes a proseguir con firmeza en esa tarea para ofrecer una contribución válida en un ámbito en que la Iglesia está directamente envuelta a proseguir con rigor y transparencia en el tutelar la santidad de los Sacramentos y la dignidad humana violada, especialmente de los pequeños.» (ARM)

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