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Ciudad del Vaticano (Martes, 18-02-2020, Gaudium Press) El Papa Francisco escribió una carta, el 11 de febrero pasado, a Monseñor Joseph Marino, nuevo presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica pidiendo que en el currículum de la escuela que forma a los diplomáticos de la Santa Sede sea insertado, para la formación de los alumnos, un año en misión junto a una Iglesia local.
O sea, él recuerda su «deseo de que los sacerdotes que se preparan para el Servicio diplomático de la Santa Sede dediquen un año de su formación al empeño misionero en una diócesis».
Justificación de Francisco
«Estoy convencido de que esta experiencia podrá ser útil a todos los jóvenes que se preparan o inician el servicio sacerdotal, pero de modo especial a aquellos que, en el futuro, serán llamados a colaborar con los representantes pontificios y, en la secuencia, podrán tornarse, a su vez, Enviados de la Santa Sede junto a las naciones e Iglesias particulares».
En la carta el Papa cita lo que él afirmó en un discurso dirigido a la Pontificia Academia Eclesiástica en junio de 2015: «La misión que un día seréis llamados a desempeñar os llevará a todas las regiones del mundo. A Europa, necesitada de despertar; al África, sedienta de reconciliación; a América Latina, hambrienta de alimento e interioridad; a América del Norte, comprometida a descubrir de nuevo las raíces de una identidad que no se define a partir de la exclusión; a Asia y Oceanía, desafiadas por la capacidad de fermentar en la diáspora y de dialogar con la inmensidad de culturas ancestrales».
En la carta de ahora el Papa agrega que «para enfrentar positivamente estos crecientes desafíos para la Iglesia y para el mundo, es preciso que los futuros diplomáticos de la Santa Sede adquieran también, además de una sólida formación sacerdotal y pastoral y aquella específica» ofrecida por la Academia, «una experiencia personal de misión fuera de la diócesis de origen, compartiendo con las Iglesias misioneras un período de camino junto a sus comunidades, participando de su cotidiana actividad evangelizadora».
Decisión del Pontífice: nueva experiencia
El Papa decidió dirigirse a Monseñor Marino, pidiéndole «que ponga en práctica este deseo suyo de enriquecer el currículum de la formación académica con un año dedicado enteramente al servicio misionero junto a las Iglesias particulares esparcidas en el mundo. Esta nueva experiencia entrará en vigencia con los nuevos alumnos que iniciarán su formación en el próximo año académico 2020/2021».
Superadas las preocupaciones iniciales
«Estoy seguro – concluye el Papa – de que superadas las preocupaciones iniciales que podrían surgir delante de este nuevo estilo de formación para los futuros diplomáticos de la Santa Sede, la experiencia misionera que se quiere promover se tornará útil no solamente para los jóvenes académicos, sino también para las Iglesias con las cuales ellos colaborarán y, hago votos, suscite en otros sacerdotes de la Iglesia universal el deseo de tornarse disponibles a transcurrir un período de servicio misionero fuera de la propia diócesis». (JSG)
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