Estudio divulgado en Escocia sugiere que casados son más felices y satisfechos que los solteros y separados

Escocia (Lunes, 16-11-2009, Gaudium Press) Un estudio, realizado en Glasgow, Escocia y publicado en octubre de este año en la edición de número 14 del Journal of Happiness Studies, constató que tener hijos mejora la satisfacción personal de personas casadas y que, cuantos más niños, más felices se vuelven los cónyuges. Para los individuos que no son casados, este hecho tiene poco o casi ningún efecto sobre su felicidad.

Realizado por el doctor en Economía y director del Centro de Estudios de Desarrollo de la Universidad de Glasgow, Dr. Luis Angeles, el estudio fue desarrollado por medio de entrevistas teniendo como base una pregunta dirigida a los entrevistados sobre las cosas más importantes en sus vidas, cuando, entonces, la mayoría colocó a sus hijos en el tope de la lista.

El estudio afirmó que las personas solteras o separadas y que deben criar solos a sus hijos reportan experiencias negativas y, ya para los casados de cualquier edad, en especial las mujeres, estas garantizaron que los niños son su mayor satisfacción y que tal sensación aumenta según el número de niños en el hogar. Para las personas separadas, los niños son vistos como un impedimento para la vida social, limitando el uso del tiempo libre.

El análisis de Angeles reveló que la relación entre tener hijos y satisfacción personal debería tener en consideración una serie de factores como características personales, lo que incluye el hecho de tener un casamiento estable, género, edad, situación financiera y nivel de educación.

De acuerdo con el doctor en Economía, tener hijos hace que las personas se sientan mejor desde que sean respetadas las «condiciones ideales», o sea, tenerlos solo cuando estén preparados para la situación y exista el deseo de ser padres.

«Este momento puede llegar en etapas distintas a las personas, pero una señal adecuada de este enfoque puede ser el hecho del matrimonio», observa el estudio.

Investigaciones anteriores sugerían que el aumento en el número de niños no tornaba a las personas más felices y que hasta, en algunos casos, cuanto más niños menos las personas se sentían satisfechas con sus vidas.