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La devoción a Nuestra Señora a los ojos de San Luis Grignion de Montfort

Redacción (Lunes, 11-10-2010, Gaudium Press) San Luis María Grignion de Montfort expone en su espléndida obra «Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen», en qué consiste la perfecta devoción a la Virgen, además de fomentar una devoción más ardiente y fervorosa a Ella.

En la introducción de su libro, el santo muestra cómo Nuestra Señora ha sido desconocida por la humanidad y que es esta una de las razones por las que Jesucristo no es conocido como debe ser.

La idea central de su escrito es que María Santísima, aún desconocida, debe ser conocida, y, siendo conocida, vendrá el reino de Cristo. El libro se destina, pues, a propagar la devoción a Nuestra Señora para que venga el reino de Cristo. Se trata, por tanto, de una obra de amplia visión y alcance histórico muy extenso, fijándose en el deseo de traer el reino de Cristo a un mundo que no lo posee, haciéndolo preceder en cierto sentido por el reinado de María Santísima.

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Foto: P. Tymothy Ring

Fue por intermedio de la Santísima Virgen María que Jesucristo vino al mundo: esta es la razón teológica por la cual San Luis demuestra que el Reino de Cristo será antecedido por el reinado de Nuestra Señora; por tanto, la devoción a Jesucristo se acrecentará en el mundo por intermedio de María Santísima. Esparcir la devoción a María Santísima es, pues, en esta perspectiva, la mayor obra a la que un hombre puede aspirar.

San Luis Grignion se propone a preparar el futuro reino de Cristo, haciendo lo que le parece ser lo más esencial, lo más importante, lo más urgente, lo que producirá casi automáticamente el resto: esparcir la perfecta devoción a María.

En la misma época de San Luis Grignion, Bossuet encantaba y deslumbraba Versalles y Paris con sus encantadoras homilías; entretanto, para evitar la ruina religiosa de Francia, no fueron decisivos. El comienzo de la regeneración de todas las cosas está en la piedad, el fervor de la vida interior, está propiamente en los fundamentos religiosos de la vida de un pueblo. El apostolado esencial es de carácter estrictamente religioso: enfervorizar, formar a la población en la piedad. Y la gran lección que San Luis María Grignion de Montfort fija ya al inicio del «Tratado» y desarrolla más extensamente después, es la de que en la formación religiosa es condición básica e indispensable la devoción a Nuestra Señora. No formándose esta devoción, el propio régimen de expansión de la gracia en el alma queda comprometido, y nada será posible conseguir. Por tanto, la devoción a Ella es condición necesaria para todo cuanto dice respecto a la salvación.

San Luis Grignion tenía, pues, en mente, con este libro, una obra de la más alta importancia para la renovación de los siglos futuros. A nosotros cabe, por tanto, ser codiciosos en poseer esta devoción a Nuestra Señora por él predicada. Si ella es, como vimos, indispensable para que el mundo se regenere en Nuestro Señor, y si queremos en este ámbito trabajar, es necesario ir en busca de esta devoción.

El Tratado de la Verdadera Devoción no es, pues, un libro cualquiera de piedad, presentando una devoción a algún santo, bueno por cierto pero que se puede o no, indiferentemente, tener. La devoción a Nuestra Señora es una devoción esencial, «conditio sine qua non» para el progreso de nuestra vida espiritual. Y la podremos alcanzar en el más alto grado con la forma y los fundamentos desarrollados por San Luis Grignion de Montfort.

No se debe pensar que esta devoción es un estilo de santidad inaugurado por San Luis Grignion. La devoción especialísima e intensísima a Nuestra Señora es característica de todos los santos. Y, aunque no se pueda decir que todos la hayan llevado al punto a la que la llevó San Luis Grignion, estudiando la vida de piedad de cualquiera de ellos notamos siempre una devoción ardentísima a Ella, que es la dominante después del culto a Dios Nuestro Señor.

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San Luis María de Montfort

Foto: Luis M. Varela

Ella, con todo, se reviste en cada uno de los aspectos particulares; es raro en este sentido encontrar alguien que no haya encontrado un aspecto nuevo de piedad en relación a Nuestra Señora. Y no hay uno solo que no conozca deber a la intercesión de Ella, no solo su progreso espiritual, sino hasta su perseverancia. Todos pasan por duras pruebas espirituales, de las cuales se ven libres por una intervención especial de Ella.

Estas afirmaciones no deben quedar en el vacío; es preciso saber aplicarlas concretamente en nuestra vida espiritual: en las dificultades, los problemas, las luchas. Es necesario recordar que Nuestra Señora es la omnipotencia suplicante, y tener en Ella una confianza ilimitada. Pero no siempre la tenemos tan arraigada en el espíritu como desearíamos.

Imaginemos, por ejemplo, que Dios aparece a nuestra madre terrenal y le da la posibilidad de hacernos todo el bien que quiera; quedaríamos, evidentemente, radiantes, pues, todo conseguiríamos con facilidad. Entretanto, Nuestra Señora nos ama inmensamente más que todas las madres terrenales reunidas amarían a su hijo único…

Seamos entonces osados en nuestros pedidos, y pidamos con confianza.

Por Caio Pereira da Silva

 

 

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