Ciudad del Vaticano (Lunes, 09-01-2012, Gaudium Press) «Con respecto a Dios, seamos todos niños,» niños «queridos» y «amados» por Él. Lo ha afirmado el Santo Padre en el Ángelus de la fiesta del Bautismo del Señor, ayer, hablando sobre nuestra condición de hijos humanos e hijos de Dios. La fiesta de ayer concluyó el tiempo de Navidad, «fuente de regeneración para la Iglesia y para el mundo entero» que nos recuerda que «Dios se hizo hijo del hombre, para que el hombre se convierta en hijo de Dios.»
El simple hecho de ser hijos es «la condición fundamental que nos une a todos». Además, «venir al mundo no es nunca una escogencia», pero todos somos «queridos» y «amados» por Dios. El Papa ha llamado a la necesidad de nuestro «renacer» en la fe por Dios, «es decir, convertirnos en aquello que somos».
«El Bautismo -explicó el Papa- es este nuevo nacimiento que precede a lo que hacemos. Con nuestra fe podemos ir al encuentro de Cristo, pero sólo él puede hacernos cristianos y dar a nuestra voluntad la respuesta, la dignidad, el poder de hacerse hijos de Dios, que por nuestra parte no tenemos».
Al final el Papa instó a renovar «la alegría de ser hijos» y «realmente vivir como hijo de Dios, no en palabras sino en hechos». Ayer de mañana Benedicto XVI en la Capilla Sixtina ha conferido el sacramento del Bautismo a 16 niños.
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