viernes, 29 de marzo de 2024
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Quien deposita toda la esperanza en Dios no queda decepcionado, afirmó el Papa en el concierto para su aniversario

Ciudad del Vaticano (Lunes, 23-04-2012, Gaudium Press) Con «un gran himno de alabanza a Dios» – el tema de la Sinfonía nº 2 «Lobgesang» de Felix Mendelssohn Bartholdy, el Santo Padre agradeció «una vez más a Dios por los años de vida y de misterio». El jueves pasado el Pontífice inició el octavo año de pontificado, y el lunes cumplió 85 años de vida. Para esta ocasión, el viernes pasado, en el Aula Nervi en el Vaticano, la Orquesta de Gewandhaus de Lipsia, Alemania, le ofreció un concierto.

La parte del coro de la Sinfonía «Lobgesang», ejecutada por una de las más antiguas y prestigiosas orquestas del mundo, está compuesta por las invocaciones de alabanza al Señor de los versículos bíblicos, principalmente de los Salmos. Los textos son muy sugestivos, como la parte del coro del inicio: «Alabad al Señor con la cítara, cantad al Señor un cántico nuevo» del Salmo 33; o todavía más sugestiva la parte final de tenor en el contexto del aniversario del Papa: «Por eso cantaré eternamente con mi himno Tus alabanzas, ¡oh Dios generoso! ¡Y Te agradezco por todo el bien que me hiciste!».

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Para el Papa, todas las artes deben estar al servicio de Aquel que las creó

La característica de la Sinfonía fue resaltada por Benedicto XVI al observar que «esta composición está constituida por tres movimientos por interpretados solo por la orquesta sin solución de continuidad y después por una especie de cantata con solistas y coro», en la cual, como explicó el compositor en una carta a su amigo: «antes alaban los instrumentos en su modo congenial, y después los coros y las voces». El propio Papa en su discurso, agradeció por el «maravilloso dueto de sopranos y el coro sobre las palabras » «Ich harrete des Herrn, und er neigte sich zu mir und hörte mein Fleh’n», sacadas del Salmo 40: «Esperé firmemente en el Señor y él se inclinó hacia mí, atendiendo a mi súplica»; es el canto de quien deposita toda su esperanza y sabe con seguridad que no quedará decepcionado».

«El arte como alabanza a Dios -continuó el Pontífice- Belleza suprema, está en la base del modo como compone Mendelssohn y esto no solamente en lo que dice respecto a la música litúrgica o sacra, sino a su entera producción. (…) Y el modo que Mendelssohn escribió en la partitura de la Sinfonía «Lobgesang» suena así: «Me gustaría ver todas las artes, en particular la música, al servicio de Aquel que la dio a nosotros y la creó».(…) El mundo ético-religioso de nuestro autor no era separado de su concepción del arte, es más, era parte integrante de ella: «Kunst und Leben sind nicht zweierlei», Arte y vida no son dos cosas distintas, sino una sola, escribía. Una profunda unidad de vida que encuentra el elemento unificador en la fe, que caracterizó toda la existencia de Mendelssohn y guió sus elecciones».

La Sinfonía fue ejecutada por la Orquesta de Lipsia bajo la regencia del Maestro Riccardo Chailly y junto al Coro radiofónico MDR y al coro de Gewandhaus, con tres solistas: Bernarda Fink, Luba Orgonášová y Steve Davislim.

 

 

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