jueves, 18 de abril de 2024
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Nuestra oración, gracias a la Ascensión del Señor, une la tierra con el Cielo, dice el Papa en el Regina Coeli

Ciudad del Vaticano (Lunes, 21-05-2012, Gaudium Press) «En Cristo nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios, así, cada vez que rezamos, la tierra se une al Cielo», observa el Papa en el «Regina Coeli» de la solemnidad de la Ascensión del Señor, por motivos pastorales la celebración es transferida en varios países, como Italia, del jueves pasa al sábado. Benedicto XVI también recordó a las víctimas y heridos del atentado a la escuela de Brindisi dedicada al nombre del juez Falcone, que combatía la mafia en Italia, y aquellos del terremoto en la región de la Emilia Romagna.

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Para el Papa, «en Cristo nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios». Foto: Archivo

Antes de la recitación del «Regina Coeli», el Santo Padre recordó a los fieles presentes en la Plaza San Pedro, el sentido de la solemnidad de la Ascensión del Señor. Jesucristo, dijo, en su humanidad «asumió consigo a los hombres en la intimidad del Padre y así reveló el destino final de nuestra peregrinación terrenal. Así como por nosotros descendió de los Cielos, y por nosotros padeció y murió en la Cruz, también por nosotros resucitó y subió hasta Dios, y por eso no más está lejos». Su Ascensión es «el último acto de nuestra liberación del peso del pecado».

La proximidad de Dios se expresa principalmente en la oración. Gracias a la Ascensión «en Cristo nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios, así, cada vez que rezamos, la tierra se une al Cielo. Cuando elevamos al Señor nuestra ferviente y confiada oración en Cristo, ella atraviesa los cielos y alcanza el Trono de Dios, es por Él oída y atendida», resaltó el Papa.

Con la Virgen, a la espera del Espíritu Santo

En el saludo en español, Benedicto XVI invitó a los fieles a «perseverar junto con la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, en ferviente oración, para que la fuerza divina del Espíritu Santo haga morada en nosotros, y podamos así cumplir fielmente la voluntad del Señor, dando testimonio de su Evangelio con nuestra palabra y modo de obrar». Este domingo el Papa saludó también a los fieles en lengua portuguesa, dirigiéndose principalmente al grupo brasileño de la parroquia Nuestra Señora Aparecida de Piabet, e invocó «los dones del Espíritu Santo, para ser verdaderos discípulos de Jesucristo, haciendo derramar su Vida en medio de las respectivas familias y comunidades, que de corazón bendigo». La solemnidad de la Ascensión del Señor concluye el período pascual en el año litúrgico de la Iglesia católica.

El Papa no olvidó los dos trágicos acontecimientos del sábado en Italia. «Hoy -dijo el Santo Padre- debo infelizmente recordar a las muchachas y muchachos de la escuela de Brindisi, envueltos ayer en un vil atentado. Oremos juntos por los heridos, entre los cuales algunos graves, y especialmente por la joven Melisa, víctima inocente de una brutal violencia y por sus familiares, que sufren el dolor. Mi afectuoso pensamiento va también para las queridas poblaciones de la Emilia Romagna, afectadas hace pocas horas por un terremoto. Estoy espiritualmente próximo de las personas probadas por esta calamidad: imploramos de Dios la misericordia por aquellos que murieron y el alivio en el sufrimiento para los heridos».

 

 

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