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La importancia de tener un templo parroquial lleno de belleza

Washington (Viernes, 27-10-2017, Gaudium Press) En un artículo para la plataforma católica Aleteia, el P. Robert McTeigue, SJ, sacerdote y autor estadounidense, explicó algunos aspectos de la importancia de la belleza en los templos católicos y la urgencia de invertir en el fomento del arte sacro. Como reflexión a los fieles, el presbítero cuestionó: «¿Usted describiría su templo parroquial como bello? ¿Sobrecogedor? ¿Desearía usted tener más tiempo para explorar sus tesoros?». A continuación, dedicó algunos párrafos sobre la importancia de las respuestas a esas preguntas.

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Templo de Santa María en Cracovia, Polonia. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press

La belleza es necesaria

«Un sabio jesuita me dijo: ‘»La presencia de arte católico en un hogar no prueba nada pero dice mucho; la ausencia de arte católico en el hogar no prueba nada pero dice mucho'», recordó el P. McTeigue, quien pidió aplicar este principio a los templos, añadiendo un concepto adicional: El arte sacro no sólo «dice» mucho, sino que «hace» mucho. «Las bellas artes nutren el alma al tiempo que fomentan en nosotros el hambre de Cielo, donde reside la Belleza misma».

Una de las causas de las enfermedades del mundo y las heridas de la Iglesia podría ser la negación de la necesidad de la belleza, afirmó el sacerdote. Citando al converso Dr. James Patrick, lamentó el abandono de los grandes proyectos de arquitectura y arte sacros, raramente emprendidos en la actualidad: «Las grandes Catedrales francesas, tan llenas de belleza e interés, son ahora como ballenas encalladas en una costa extraña, la fe que las construyó ahora una luz parpadeante».

Para resolver un panorama desolador, el P. McTeigue propuso refutar objeciones frecuentes al fomento del arte sacro en las parroquias. El primero de ellos es económico. Cuestionado sobre si el dinero de los templos bellos sería mejor invertido en los pobres, el sacerdote recordó una perspectiva poco mencionada. «¿Acaso los pobres no tienen necesidad también de la belleza? ¿Debemos alimentar sus cuerpos y no sus almas?», cuestionó a su vez. «No olvidemos que en los Estados Unidos, muchas de las grandes Catedrales fueron construidas con los centavos de los inmigrantes pobres que deseaban trasladar las glorias de su herencia Católica de Europa a América».

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Procatedral de Hamilton, Canadá. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press

No hace falta más dinero para tener más belleza

Además, el fomento de la belleza no significa necesariamente un aumento del costo material . «Hay formas de bello ornato disponibles para nuestros templos que cuestan poco o ningún dinero», indicó el sacerdote. «Un ejemplo es la música». Si bien la música sacra es interpretada con corales y órganos de tubos, la tradición católica «tiene un tesoro de música sacra sublime, fácil de interpretar y que no requiere instrumentos. ¿No podemos adquirir algunas partituras?». Esto supone un esfuerzo humano por parte de los músicos, a quienes el P. McTeigue exhortó: «¿Tiene usted certeza moral de que por amor al prójimo y la mayor gloria de Dios, se ha provisto de la mejor música sagrada católica?»

«Otra forma de belleza que todas nuestras parroquias necesitan desesperadamente y que cuesta nada es la buena predicación», agregó el sacerdote. De igual manera como preguntó a los músicos, el autor pidió reflexionar profundamente si todas las homilías que predican «están marcadas por lo Verdadero, lo Bueno y lo Bello» y si, «por amor al prójimo y la mayor gloria de Dios, usted invirtió sus mejores esfuerzos, su educación y oración, y su dedicación al oficio» para lograr el mejor sermón posible. Cuando enseñaba retórica, el redactor explicaba a sus alumnos que las palabras tenían «sabor» y que eran más creíbles si su «forma y contenido revelan ser una labor de amor». De igual manera, la predicación debe ser perceptible como un acto de adoración a Dios.

¿Le damos lo mejor a Dios?

Comparando el Culto Divino con otra ceremonia de carácter civil, el Cambio de Guardia en la Tumba del Soldado Desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington, el P. McTeigue invitó a descubrir en la actitud de los soldados una belleza particular de las acciones. «No puede negarse que algo solemne e importante está sucediendo», describió el presbítero. «Y no se puede negar que aquellos responsables del Cambio de Guardia creen que es el evento más importante de sus vidas. Disciplina, sacrificio, devoción, precisión humildad y reverencia marcan cada aspecto de la ceremonia».

Trasladando esta noción a los templos parroquiales, el redactor invitó a reflexionar si los templos mismos y su contenido (el arte sacro, la música, los muebles, los vasos), y «especialmente nuestro comportamiento, inspiran admiración inmediatamente». «¿Podría imaginar que un niño que entre a su templo por primera vez, mire alrededor con sus ojos maravillados y exclame: ‘¡Dios vive aquí!’?, concluyó. «El amor verdadero exige que ofrezcamos lo mejor de nosotros a quien es amado. ¿Podemos tener una conversación calmada sobre si estamos ofreciendo lo mejor de nosotros a Dios? ¿Nos atreveremos a hacer un examen de conciencia sobre si le estamos ofreciendo lo mejor a Dios?».

Con información de Aleteia.

 

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