viernes, 29 de marzo de 2024
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La próxima beatificación de los mártires de Argelia, un signo de esperanza para el país

Orán (Lunes, 17-09-2018, Gaudium Press) Los mártires de Argelia son 19 relilgiosos católicos asesinados en la guerra civil habida en ese país en la década de los 90’s del siglo pasado. Los más famosos entre ellos son los monjes de Tibhirine, probablemente por el exitoso filme que recorrió las salas de cine del orbe entero, Des hommes et des dieux, Hombres y dioses, el cual plasmó su vida. Estos 19 serán canonizados la próxima fiesta de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre. Aunque el gobierno argelino cursó invitación al Papa para que asistiera, el Vaticano hasta ahora sólo ha confirmado la presencia del Cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

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Las víctimas mortales de la persecución extremista en la guerra civil que serán beatificadas son Mons. Pierre Claverie, el Hermano Henri Vergès, La Hermana Paul-Hélène Saint-Raymond, la Hermana Esther Paniagua Alonso, las Hermana Caridad Álvarez Martín, el P. Jean Chevillard, el P. Alain Dieulangard, el P. Charles Deckers, el P. Christian Chessel, la Hermana Angèle-Marie Littlejohn, la Hermana Bibiane Leclercq, la Hermana Odette Prévost, el Hermano Luc Dochier, el Hermano Christian de Cherge, el Hermano Christophe Lebreton, el Hermano Michel Fleury, el Hermano Bruno Lemarchand, el Hermano Célestin Ringeard y el Hermano Paul Favre-Miville. Entre ellos están los monjes cistercienses de Tibhirine.

Para el misionero en Argelia Marco Pagani, el término mártir cabe completamente a estos 19 religiosos:

«La palabra martirio significa testimonio. Y la elección consciente de permanecer en Argelia por amor de Cristo y el pueblo argelino y el deseo de compartir su destino hasta el final ponen de relieve este martirio», dice. Y agrega: «Una cosa que me llamó mucho la atención, al escuchar las historias de aquellos que conocían a los 19 que fueron asesinados, es que algunos de ellos murieron yendo o viniendo de la celebración eucarística. Este es el regalo de Cristo por excelencia a su propia gente. Un regalo que continúa hoy para este país que aún busca la verdadera reconciliación entre sus hijos, para sanar una herida que aún sangra».

Con información de Asia News

 

 

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