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Exorcismo realizado por Jesús

Redacción (Martes, 05-11-2018, Gaudium Press) Habiendo atravesado el Mar de Galilea, después de la terrible tempestad, el Divino Maestro llegó a la región de Gerasa, donde vivían, además de los judíos, muchos paganos.

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Exorcismo realizado por Nuestro Señor

El poseso andaba por los sepulcros

«Después que Jesús descendió del barco, un hombre que tenía un espíritu impuro salió del medio de las tumbas y fue a su encuentro. El vivía en el cementerio, y nadie conseguía amarrarlo, ni aun con cadenas. […] Día y noche andaba entre las tumbas y por los cerros, gritando e hiriéndose con piedras.

«Al ver a Jesús, de lejos, el hombre corrió, cayó de rodillas delante de Él y gritó bien fuerte: ‘¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? ¡Por Dios, no me atormentes!’ Jesús, sin embargo, le dijo: ‘¡Espíritu impuro, sal de este hombre!’ Y le preguntó: ‘¿Cuál es tu nombre?’ El respondió: ‘Legión es mi nombre, pues somos muchos’. Y le suplicaba para que no lo expulsase de aquella región».

«Sin embargo, estaba pastando, en la colina, una gran manada de cerdos. Los espíritus impuros suplicaron entonces: ‘Mándanos entrar en los cerdos’. Jesús permitió. Ellos saldrán del hombre y entrarán en los cerdos. Y los cerdos, unos dos mil, se precipitaron por el despeñadero al lago y fueron ahogándose».

«Los que cuidaban de ellos huyeron y se esparcieron la noticia en la ciudad y en el campo. Las personas salieron para ver lo que había sucedido. Llegaron donde estaba Jesús y vieron al poseído sentado, vestido y en su perfecto juicio […] y quedaron con miedo. Los que habían presenciado el hecho les explicaron lo que había sucedido con el poseído y con los cerdos. Entonces, suplicaron a Jesús para que se fuese de su territorio».

«En cuanto Jesús entraba en el barco, el hombre que había sido poseído pidió que lo dejase ir con Él. Jesús, sin embargo, no lo permitió, pero le dijo: ‘Ve a casa, junto a los tuyos, y anúnciales todo lo que el Señor, en su misericordia, hizo por ti’. El hombre se fue y comenzó a anunciar, en la Decápolis, todo cuanto Jesús había hecho por él. Y todos quedaba admirados» (Mc 5, 2-3.5-20).

Espíritu impuro

Varias veces, en el trecho arriba citado, el demonio es llamado «espíritu impuro». No teniendo cuerpo, la impureza del demonio es espiritual. Una persona pura es íntegra, ordenada, sapiencial. Y el demonio es lo contrario a esos valores.

El poseído vivía en el cementerio. En aquel tiempo no existían hospitales, asilos, manicomios. Solamente por la acción de la Iglesia Católica surgieron tales establecimientos. Además, «hacía mucho tiempo que él no vestía ropa» (Lc 8, 27).

Viendo al Divino Maestro, el pregunta: ¿»Que quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios Altísimo?» Comenta Fillion: «Los demonios no ignoran más que Jesús es Cristo, el cual debe salvar al género humano».

El Redentor le pregunta cuál es su nombre, para el conocimiento de los presentes, pues siendo Dios ya lo sabía; y también a fin de hacer brillar la grandeza del milagro que iría a realizar. Y el poseído responde que se llamaba legión.

El ejército romano era formado de legiones. Cada una se componía de aproximadamente 6.000 hombres. Los judíos usaban ese nombre para expresar un gran número de personas. «Dios aprecia ser llamado el Señor de los ejércitos. El diablo se arroga aquí, por bravuconada, un título análogo.» Él es el simio de Dios.

Percibiendo que Nuestro Señor los expulsaría de aquel pobre hombre, los demonios le pidieron que entrasen en los cerdos. Los judíos no podían comer carne de cerdo, pero les era permitido criar esos animales para venderlos a los paganos. Tal vez esos cerdos perteneciesen a los paganos, que vivían mezclados con los judíos en toda la Decápolis, o sea, la región donde había diez ciudades.

Gratitud del ex-poseso

Jesús atendió el pedido del jefe de los demonios, y todos ellos entraron en dos mil cerdos que se lanzaron al mar. Y el hombre, enteramente tranquilo, quedó a los pies de Nuestro Señor, «sentado, vestido y sano de juicio». Estaba ahora vestido con los trajes que Jesús y los Apóstoles le dieron.

Los dueños de los cerdos, movidos apenas por sus intereses materiales, pidieron a Jesús que saliese de la región, rechazando, así, al Salvador de los hombres.

Y el ex-poseído pidió permiso para acompañar a Jesús, o sea, tornarse su discípulo. Con tal pedido él mostraba su profunda gratitud a Nuestro Señor que, aunque no lo consintiese, lo constituyó apóstol de aquel territorio. «Era una gran misericordia de Jesús, no solo para con él, sino para toda la región.»

En nuestros días, la acción del demonio es más amplia e insidiosa

En el hecho arriba, como en otros narrados por el Evangelio, el Salvador realizó un exorcismo. Y la Santa Iglesia confiere ese poder a sus ministros, designándolos «exorcistas, con el encargo de – en caso de posesión diabólica comprobada, y siguiendo normas bien estrictas – expulsaren los espíritus impuros con el poder que Cristo otorgó a ella».

«En el tiempo de Nuestro Señor, el imperio del mal se extendía sobre toda la humanidad, inmersa en la oscuridad del paganismo y de la idolatría, manifestándose frecuentemente a través de posesiones, como nos relatan numerosos pasajes de los Evangelios».

«Tal vez en nuestros días no sea tan visible el dominio del mal sobre el mundo, como era en la Antigüedad, pero su acción, sin dudas, es más amplia e insidiosa, llevando gran número de personas a pensar que no existe el demonio ni el pecado».

«Así, las almas, por falta de defensa, quedan más expuestas a su maléfica influencia. ¿Y la asombrosa degradación de las costumbres de nuestra época, con la consecuente multiplicación de los crímenes, no será un síntoma de esta forma subrepticia de dominación de los espíritus impuros en toda la Tierra?»

Pidamos a Nuestra Señora, terror de los demonios, que nos conceda la gracia de llevar una vida de pureza de alma y de cuerpo, y nos libre de todos los espíritus impuros.

Por Paulo Francisco Martos

(in «Noções de História Sagrada» – 170)

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Bibliografía

FILLION, Louis-Claude. La sainte Bible avec commentaires – Évangile selon S. Matthieu. Paris: Lethielleux. 1895.
FILLION. La sainte Bible avec commentaires – Évangile selon S. Marc. Paris: Lethielleux. 1893.
CLÁ DIAS, João Scognamiglio. EP. O inédito sobre os Evangelhos. Vaticano: Libreria Editrice Vaticana; São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2014, v. IV.

 

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