viernes, 29 de marzo de 2024
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Expulsar a los vendedores del Templo, fue un grande acto de amor, dice el Papa

Ciudad del Vaticano (Lunes, 12-11-2018, Gaudium Press) En la homilía de la Misa que celebró en la mañana de viernes pasado, en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco comentó el Evangelio del día, sacado del texto del evangelista San Juan (Jn 2, 13-22) cuando Nuestro Señor expulsa del Templo a los comerciantes y vendedores.

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En el gesto que Jesús allí practicó estaba presente un gran acto de amor, comentó el Papa.

Él fue impulsado a practicarlo por amor, «por el celo» que siente por la casa del Señor, que había sido «convertida en un mercado».

«Por detrás del dinero está el ídolo»

Al entrar al Templo, el Hijo de Dios vio que él había sido transformado en un lugar donde se negociaban y se vendían bueyes, ovejas y palomas.

El lugar había sido transformado en lugar poblado por idolatras.

Aquellos que allí estaban servían al «dinero» y no a «Dios».

Eran hombres que vivían para el dinero, para el oro y, «por atrás del dinero está el ídolo».

Los ídolos esclavizan…

Francisco comentó que «eso nos llama la atención y nos hace pensar en cómo nosotros tratamos nuestros templos, nuestras iglesias; si realmente son casa de Dios, casa de oración, de encuentro con el Señor; si los sacerdotes favorecen eso, o se parecen con los mercados.

Yo sé… algunas veces que vi – no aquí en Roma, sino en otro lugar – vi una lista de precios».

Que las iglesias no se tornen mercado, aconseja el Santo Padre.

Tentación de la mundanidad

Todavía en su homilía de hoy, el Pontífice advirtió para la tentación de la mundanidad:

«Pensemos en algunas celebraciones de algún Sacramento tal vez, o conmemorativas, donde usted va y ve: no sabe si es un lugar de culto, la casa de Dios o un salón social.

Algunas celebraciones que resbalan para la mundanidad.

Es verdad que las celebraciones tienen que ser bonitas – bonitas -, pero no mundanas, porque la mundanidad depende del dios dinero:

Es una idolatría también.

Eso nos hace pensar también en lo que dice respecto a nosotros: cómo es nuestro celo por nuestras iglesias, el respeto que nosotros tenemos allí cuando entramos.»

El Corazón es un Templo

Francisco además comentó el trecho de la primera carta de San Pablo a los Corintios que fue leído hoy.

Él acentuó que el corazón de cada uno de nosotros representa «un templo: templo de Dios».

Sabemos que somos pecadores y, por tanto, cada uno debería interrogar al propio corazón para verificar si es «mundano e idolatra».

«Yo no pregunto cuál es su pecado, mi pecado. Pregunto si existe dentro de usted un ídolo, si está el señor dinero. Porque cuando existe el pecado está el Señor Dios misericordioso que perdona si usted va hasta Él.

Pero si está el otro señor -el dios dinero- usted es un idolatra, esto es, un corrupto: no más un pecador, sino un corrupto.

El cerne de la corrupción es justamente una idolatría: es haber vendido el alma al dios dinero, al dios poder. Es un idolatra.» (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)

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