jueves, 28 de marzo de 2024
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Papa sobre obispos beatificados en Rumania: "Manifestaron una fe y un amor ejemplar hacia su pueblo"

Roma (Lunes, 03-06-2019, Gaudium Press) Ayer domingo, en la ciudad de Blaj, en el marco de su viaje apostólico a Rumania, el Papa Francisco beatificó a 7 obispos greco-católicos muertos bajo la dictadura comunista que se instauró en ese país tras la segunda guerra mundial. En el acto -al que asistieron alrededor de 100.000 personas, entre quienes se encontraban el presidente y la primera ministra de Rumania- el Papa profirió una homilía que inició meditando la curación del ciego de nacimiento en la piscina de Siloé.

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Tres de los obispos beatificados, Mons. Hossu, Mons. Frentiu y Mons. Rusu

El capítulo 9 del evangelio de San Juan narra que estando el Señor con sus discípulos, vio pasar a un hombre que era ciego de nacimiento. Los discípulos le preguntaron a Jesús quien había pecado para que él quedara ciego, si él o sus padres, pero el Señor les respondió que ni uno ni otros, y en seguida lo curó. Tras la curación, se siguieron discusiones sobre si realmente había sido curado, algunos fariseos dijeron que Jesús no venía de Dios porque había curado en sábado, el ciego afirmó que Jesús sí era enviado de los alto pues «si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada», pero los fariseos rechazaron al curado, y finalmente el Señor dice a los fariseos que «si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís: ‘Vemos’, vuestro pecado permanece».

«Es interesante notar cómo el milagro se narra en apenas dos versículos -expresó Francisco-, en los demás se pone la atención no en el ciego recuperado, sino en las discusiones que desencadena. Parece que su vida y especialmente su curación se vuelve banal, anecdótica o elemento de discusión, así como de irritación y enojo. El ciego sanado es interrogado en un primer momento por la multitud estupefacta, después por los fariseos; y estos interrogan también a sus padres. Ponen en duda la identidad del hombre sanado; posteriormente niegan la acción de Dios, poniendo como excusa que Dios no actúa en sábado; llegan incluso a dudar que aquel hombre naciera ciego».

Francisco dijo que así «son las resistencias y hostilidades que surgen en el corazón humano cuando, en el centro, en lugar de encontrar a las personas se ponen intereses particulares».

Hablando de los obispos greco- católicos martirizados -Mons. Iuliu Hossu, Mons. Vasile Aftenie, Mons. Ioan Balan, Mons. Valeriu Traian Frentiu, Mons. Ioan Suciu, Mons. Tit Liviu Chinezu, Mons. Alexandru Rusu- el Papa afirmó que «ante la feroz opresión del régimen, ellos manifestaron una fe y un amor ejemplar hacia su pueblo».

«Con gran valentía y fortaleza interior, aceptaron ser sometidos a un encarcelamiento severo y a todo tipo de ultrajes, con tal de no negar su pertenencia a su amada Iglesia. Estos pastores, mártires de la fe, han recuperado y dejado al pueblo rumano una preciosa herencia que podemos resumir en dos palabras: libertad y misericordia».

El Papa animó a los fieles a «llevar la luz del Evangelio a nuestros contemporáneos y a seguir luchando, como estos beatos, contra estas nuevas ideologías que surgen». Y terminó pidiendo que la Virgen y los nuevos beatos acompañen a los rumanos en su camino.

Con información de Vatican News

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