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Obispos de Vietnam emiten Carta en la que incluyen directivas para evitar abusos litúrgicos

Hanoi (Viernes, 21-06-2019, Gaudium Press) La Conferencia de Obispos de Vietnam, reunida en su Asamblea Plenaria, emitió una Carta Pastoral en la que trata asuntos relacionados a la liturgia y la piedad popular y el carisma de sanación. Los prelados refirieron haber recibido preguntas, quejas y críticas por la forma en que se han llevado algunas celebraciones litúrgicas y decidieron emitir el documento para el acompañamiento de los fieles y como «ayuda a vivir su fe de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia».

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Obispos de Vietnam. Foto: Conferencia de Obispos de Vietnam.

El primer punto abordado por los Obispos es la relación entre liturgia y piedad popular. Los prelados recordaron que la primera constituye «el culto oficial de la Iglesia, realizado por ministros legítimos en nombre de la Iglesia para honrar a Dios, para edificar la Iglesia y para santificar a las personas». La piedad popular «a menudo se malinterpreta como ‘secundaria’ o ‘mediocre’, pero de hecho, es el sentimiento de fe del Pueblo de Dios, inspirado por el Espíritu Santo», afirmaron. «La liturgia y la piedad popular tienen una relación muy estrecha entre sí. La liturgia es la fuente y cumbre de la piedad popular. Por lo tanto, la piedad popular debe estar en armonía con la liturgia, originada en la liturgia y guiando a los fieles al Señor».

Con esta base, los prelados lamentaron que la disciplina litúrgica haya sido vulnerada en algunos lugares, por lo que ordenaron evitar cualquier promoción de la superstición, el abuso de la confianza de los fieles y la manipulación de la fe con fines de lucro. También recordaron la norma que determina que «las expresiones de piedad popular no pueden estar por encima de la celebración litúrgica». Los textos distribuidos no deben tener contenidos contrarios a la fe y deben respetar la disciplina de la Iglesia y el directorio de Liturgia y Piedad Popular. Los Obispos aconsejaron «reconciliar las manifestaciones externas de la piedad popular con los verdaderos sentimientos del alma, evitando prácticas rutinarias y vacías».

Sobre el carisma de la curación, los Obispos recordaron que la sanación «es un signo de la misión del Salvador y un símbolo de la curación integral de la persona, que incluye el cuerpo y el alma». La auténtica sanación realizada por Cristo fue la liberación definitiva en la Cruz, donde el Hijo de Dios dio un nuevo sentido al sufrimiento humano. «Todos pueden estar en comunión con Su sufrimiento de salvación al aceptar las enfermedades y el dolor», expusieron, mientras que la Iglesia ha orado por la sanación de los enfermos, particularmente en la Eucaristía, la oración particular y la Unción de Enfermos.

«Dios también le da a la Iglesia un poder de curación carismático. Sin embargo, este carisma se otorga no por la gloria personal y la especulación, sino para confirmar y fortalecer la misión de evangelizar», enseñaron los Obispos. «Además, la oración no excluye el uso de métodos médicos para restaurar la salud y preservar la vida de los pacientes». Los prelados recordaron la libertad que cada creyente tiene para orar por la salud de un enfermo, pero determinaron que cuando esta oración sea comunitaria, «especialmente en el templo, es necesario ser guiada por los ministros».

«Las oraciones litúrgicas curativas deben realizarse de acuerdo con el Libro del Rito Romano. En la diócesis, cada celebración de la liturgia para la curación debe tener un permiso claro de las autoridades diocesanas», agregaron. «El obispo diocesano tiene el derecho de promulgar reglas para la celebración del servicio litúrgico de sanación, así como negar estas celebraciones por una buena causa». De igual manera, debe hacerse una distinción entre estas oraciones y la Eucaristía y no mezclar las oraciones de la Liturgia con las que no pertenecen a ella. «Se deben evitar las formas histéricas, los testigos falsos, el drama o la excitación emocional», indicaron los prelados, quienes prohibieron que dichas celebraciones de sanación sean transmitidas, especialmente a través de Internet.

En los casos en que se registre una posible curación, ésta debe reportarse a la autoridad eclesiástica mientras se mantiene una debida prudencia. » El Obispo diocesano tiene el deber de supervisar la práctica de las oraciones y al mismo tiempo tiene el derecho de intervenir cuando hay abusos escandalosos para la comunidad de fieles», estipularon los Obispos.

Con información de Conferencia de Obispos de Vietnam.

 

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