viernes, 29 de marzo de 2024
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Sobrevivientes a la persecución china celebran a la Santísima Virgen a pleno día en Nueva York

Nueva York (Jueves, 15-08-2019, Gaudium Press) La fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen es celebrada en todo el mundo por millones de creyentes. Pero una celebración pone de manifiesto el sufrimiento de los cristianos perseguidos que no pueden celebrar su fe abiertamente: la procesión mariana de Chinatown en Nueva York, donde los migrantes sobrevivientes a la persecución china quisieron manifestar a plena luz del día su amor por la Madre de Dios.

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Procesión mariana en Chinatown. Foto: Aleteia.

Los creyentes que iniciaron la procesión son provenientes en su mayoría de la región de Fujian, un bastión de fe católica evangelizado por religiosos dominicos españoles en el siglo XIX. Si bien aún hay una notable presencia católica en la provincia, los creyentes fueron duramente perseguidos durante la llamada «Revolución Cultural» de mediados del siglo XX. En la década de 1960, los fieles tuvieron que esconderse para rendir culto a Dios bajo riesgo de ser encarcelados o enviados a campos de trabajos forzados donde algunos tuvieron que permanecer durante décadas.

Pero la persecución de las autoridades no pudo frenar la manifestación comunitaria de la fe en ciertas solemnidades como la Fiesta de la Asunción. Los católicos se daban cita en medio del bosque para hacer una procesión mariana nocturna a la luz de las velas e implorar el auxilio de la Santísima Virgen María.

En la década de 1980, numerosos católicos chinos lograron llegar a territorio estadounidense, muchos de ellos siendo víctimas de redes de tráfico de personas y habiendo tenido que padecer situaciones de explotación o incluso esclavitud. Un grupo de creyentes de Fujian se encontró en Nueva York y, con una nueva condición de ciudadanos americanos, solicitaron al párroco del templo de la Transfiguración del Señor en Chinatown revivir su tradición de honrar a la Madre de Dios con una procesión.

Sin embargo, los fieles solicitaron al sacerdote un significativo cambio: en lugar de hacerse en la noche y ala luz de las velas, la procesión debería realizarse a pleno día, de la forma como no pudieron hacerlo a causa de la persecución comunista. El P. Raymond Nobiletti, se conmovió al oír la inspiración de estos fieles y organizó la primera procesión el 14 de agosto de 1994. La procesión llamó la atención de los creyentes procedentes de China y se convirtió en un evento que congrega miles de devotos cada segundo domingo de agosto, cuando los himnos marianos en cantonés resuenan durante dos horas y la imagen de la Santísima Virgen recorre festivamente los callejones de la ciudad.

Con información de Aleteia.

 

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