viernes, 29 de marzo de 2024
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Papa habló sobre "cómo debo corregir a otro cristiano cuando hace algo que no está bien"

Ciudad del Vaticano (Lunes, 08-09-2014, Gaudium Press) En su catequesis durante el Ángelus de ayer, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó en torno al Evangelio del día, tomado del capítulo 18 de San Mateo, que trata de «cómo debo corregir a otro cristiano cuando hace algo que no está bien».

«Jesús sugiere una intervención progresiva» con el pecador, dijo el Papa. Primero, hay que «hablarle personalmente». ¿Y si el hermano no escucha? «Vuelve a hablarle con otras dos o tres personas, para que sea más consciente del error que ha cometido; si, no obstante esto, no acoge la exhortación, es necesario decirlo a la comunidad; y si tampoco escucha a la comunidad, es necesario hacerle percibir la fractura y el distanciamiento que él mismo ha provocado, haciendo venir a menos la comunión con los hermanos en la fe».

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Foto: Radio Vaticano

Estas etapas revelan sobre todo, «el esfuerzo que el Señor pide a su comunidad para acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda», y evitan en primera instancia «el clamor de la habladuría y el cotilleo de la comunidad», pues Jesús dice al que hará la corrección: «Ve y corrígelo en privado». «La actitud es de delicadeza, prudencia, humildad, atención hacia quien ha cometido una culpa, evitando que las palabras puedan herir y matar al hermano». «El objetivo es aquel de ayudar a la persona a darse cuenta de aquello que ha hecho, y que con su culpa ha ofendido no solamente a uno, sino a todos».

Igualmente, las prescripciones del Señor sobre la corrección fraterna nos ayudan «a librarnos de la ira o del resentimiento, que sólo nos hacen mal: aquella amargura del corazón que trae la ira y el resentimiento y que nos llevan a insultar y a agredir».

Verdaderamente «ante Dios todos somos pecadores y necesitados de perdón». La corrección fraterna «es un servicio recíproco que podemos y debemos darnos los unos a los otros. Corregir al hermano es un servicio, y es posible y eficaz solamente si cada uno se reconoce pecador y necesitado del perdón del Señor. La misma consciencia que me hace reconocer el error del otro, me hace acordar que yo me equivocado primero y que me equivoco tantas veces».

Este reconocimiento del pecado propio está presente desde el inicio de la eucaristía, cuando reconocemos nuestra condición de pecadores, y decimos «¡ten piedad de mí, Señor, que soy pecador!». «Entre las condiciones que acomunan a los participantes en la celebración eucarística, dos son fundamentales, dos condiciones para ir bien a Misa: todos somos pecadores y a todos Dios dona su misericordia. Son dos condiciones que abren las puertas de par en par para entrar bien a Misa. Debemos recordar esto siempre antes de ir hacia el hermano para la corrección fraterna», señaló el Pontífice.

Para que los cristianos asuman todas las características del buen estado de espíritu, apto para la corrección fraterna, el Papa Francisco pidió al final de sus palabras la intercesión de la Virgen María.

Con información de Radio Vaticano

 

 

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