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Es preciso "respetar la vida en su último momento", dijo Arzobispo de Concepción en Chile

Concepción (Jueves, 06-11-2014, Gaudium Press) Ayer, el Arzobispo de la Santísima Concepción, monseñor Fernando Chomali, presentó públicamente su carta pastoral en la que aborda el delicado tema de la eutanasia y la práctica médica, con el fin de aportar criterios serios al debate, todo ello frente algunos sectores que promueven en el país una legislación en torno a esta materia.

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En rueda de prensa, el prelado sostuvo que «la Iglesia cree que ése no es un buen camino a seguir, porque aunque las personas estén muy enfermas, están vivas; y la eutanasia, lo que procura es la muerte, no es la enfermedad, sino una acción por una persona o un equipo médico, lo que es literalmente un asesinato».

Reconoció que «la medicina ha hecho grandes progresos, lo ha significado que muchas veces se posterga la muerte de las personas por un tecnicismo que puede parecer abusivo, que se llama ‘ensañamiento terapéutico’. La Iglesia no comparte eso, sino que plantea que a los pacientes terminales hay que darle la cura proporcionada a su salud y eso corresponde al médico y a los familiares y su entorno».

En este sentido, agregó que «hay personas que piensan que es posible que, en algunos casos, se puede eliminar a un ser humano gravemente enfermo y eso se llama la eutanasia. La Iglesia Católica postula que esa no es la mejor forma de morir, porque una persona, aunque esté gravemente enferma, está viva. Esa persona que es la más débil lo que necesita son cuidados adecuados, consuelo, ayuda espiritual, y médica en todo sentido».

Precisó que «la experiencia ha dicho que muchas personas que piden eutanasia es porque se sienten solas, no se sienten queridas. Para mí es una derrota de la sociedad occidental que sólo se preocupa de personas sanas y productivas y, en cierto sentido, abandona a las personas graves».

Orientaciones para salvaguardar la dignidad de la persona humana

En diálogo con la prensa, monseñor Chomali se mostró preocupado de que «muchas veces se habla de compasión, pero no lo es hacia la persona enferma, que se elimina, sino compasión hacia la sociedad que es incapaz de hacerse cargo de los más vulnerables o más indefensas».

Y precisó: «Queremos afirmar el derecho que tiene toda persona a vivir y el derecho a morir dignamente. Y no se entiende morir dignamente en una acción eutanásica, que es una acción u omisión, que por su naturaleza causa la muerte y tiende a eliminar cualquier dolor».

«También nos oponemos al encarnizamiento terapéutico, porque es contraproducente y se produce un tecnicismo que puede ser abusivo. La Iglesia propone los criterios de proporcionalidad, es decir, el deber de conservar la vida obliga al empleo de medios ordinarios, que no imponen ninguna carga extraordinaria ni para sí mismos ni para los otros e implica la posibilidad de abstenerse como suspender ciertos tratamientos y eso no se considera eutanasia», admitió.

Sobre este punto el obispo fue enfático en reconocer que «si no puedes curar, alivia; si no puedes aliviar, al menos consuela; nunca abandones un enfermo terminal y que en ese sentido muera cuando la enfermedad lo requiera, pero nunca a través de una acción u omisión».

Finalmente, Monseñor Chomali agradeció a los diarios El Sur y Diario Concepción, los que publicarán la Carta Pastoral el domingo 9 de noviembre, para dar amplia difusión al delicado tema. «No pretendo imponer nada a nadie, me interesa que se lea con calma este estudio y den argumentos de razón aquellas personas que piensan que bajo ciertas condiciones se puede hacer una acción u omisión para eliminar una vida. Estamos en contra de eso, porque no es respetar la vida en el último momento», concluyó.

Con información del Arzobispado de la Santísima Concepción

 

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