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Cardenal Arzobispo de San Pablo, Brasil, comenta los frutos del Concilio Vaticano II

San Pablo (Jueves, 16-04-2015, Gaudium Press) El Cardenal Arzobispo de San Pablo, Mons. Odilo Pedro Scherer, escribió recientemente un artículo donde destaca la realización de la Asamblea General de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), que conmemora los 50 años del Concilio Ecuménico Vaticano II.

«Durante la Asamblea General de la CNBB de este año, abierta en Aparecida el día 15 de abril, habrá una sesión conmemorativa de los 50 años del Concilio Ecuménico Vaticano II. Será para destacar los frutos más relevantes del Concilio en la vida y la misión de la Iglesia, en estos 50 años, y para dar gracias a Dios por el bien que el Concilio ya trajo».

Según Mons. Odilo, el «primer fruto fue, sin duda, el clima nuevo de interés, entusiasmo y confianza despertado en la Iglesia, el conjunto del episcopado y su comunión con el Sucesor de Pedro», que fue madurando por medio de 16 documentos conciliares, entre ellos, cuatro Constituciones, nueve Decretos y tres Declaraciones, «que representan un trabajo inmenso de la Iglesia y el esfuerzo de sus Pastores para dar orientaciones para la Iglesia, conforme a las circunstancias nuevas».

«El Sínodo es expresión de la colegialidad y la comunión con el Papa, del episcopado entero y de su solicitud por todas las Iglesias, como quiso el Concilio (…) el Sínodo viene retomando los grandes temas del Concilio, actualizando su reflexión y dando nuevas orientaciones a la Iglesia. Las Exhortaciones Apostólicas post-sinodales son la explicitación de las orientaciones del Concilio», explicó.

El purpurado afirmó ser innegable que por medio del «soplo renovador del Espíritu Santo», conseguimos observar «una gran movimiento para renovar y actualizar la vida de la Iglesia, en todos sus aspectos», sean ellos en la liturgia, la teología, la organización pastoral, la catequesis, la formación de los ministros de la Iglesia y el pueblo de Dios, además, es claro, en las más variadas formas de fomentar el diálogo con el mundo, siendo que «los efectos de esa renovación fueron más perceptibles en las diócesis».

Para Mons. Odilo, la renovación litúrgica suscitada por la ‘Sacrosanctum Concilium’ auxilió en la participación del pueblo en la celebración de los divinos misterios.

«Fueron enormes los esfuerzos para formar el clero para los nuevos tiempos de la Iglesia; ¡cuánta transformación en los Seminarios! ¡Cuántos cambios en el modo de los padres ejercer su misión pastoral! También el rostro de la Vida Consagrada fue profundamente transformado», resaltó.

Los frutos expresivos, recogidos del Concilio Vaticano II, del nuevo Código de Derecho Canónico, del Catecismo de la Iglesia Católica y la renovación de los Rituales de los Sacramentos, del Misal, del Leccionario y de la Liturgia de las Horas, son tenidos por el Cardenal como resultados expresivos para la renovación de la Fe católica.

«Los árboles cambian de aspecto a lo largo de las estaciones del año, sin dejar de ser ellos mismos. Así también ocurre con la Iglesia de Cristo: el Concilio trajo una nueva primavera: algunos frutos ya maduraron; otros todavía son esperados y aparecerán con el pasar del tiempo, contando con la gracia de Dios, nuestro cultivo perseverante y con la paciencia de la fe y la esperanza», finalizó Mons. Odilo. (LMI)

De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de San Pablo

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